06 junio 2025

7. La reina, el rey y la concubina.


Ilusiones rotas

 

La reina llevaba casada dos años, y cumplía a la perfección su papel de reina. Es lo que se aprecia hasta aquí siguiendo su itinerario al lado del rey, y atendiendo las tareas que le corresponden. La crónica escrita por Fernán Sánchez de Valladolid, un hombre del rey, y encargado por él de escribir su historia, entra en el tema por el lado de los hijos, que todavía no habían nacido, y lo hace para justificar su conducta a partir de ahora. Y dice: “(…) et en todo el tiempo pasado non oviera fijo della: ca amos á dos eran de pocos dias. Et porque el Rey era muy acabado hombre en todos sus fechos; teniase por muy menguado porque non avia fijos de la Reyna; et por esto cató manera como oviese fijos de otra parte.” (1) Su explicación es falsa, ha reconocido que no habían tenido hijos porque eran muy jóvenes, y sin embargo emplea ese argumento para disculpar por qué tendrá una concubina a la que le unirá un ardiente deseo sexual. 

 

Helena Fourment, segunda esposa de Peter Paul Rubens, óleo sobre tabla, 1630-1632, Museo Calouste Gulbenkian, https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Portrait_of_Helena_Fourment_by_Peter_Paul_Rubens.jpg

A partir de aquí comienza una de las tres tragedias que se desarrollarán de 1330 a 1361, y que afecta, sobre todo, a las mujeres que lo viven: María de Portugal con Alfonso XI de Castilla, Constanza Manuel con Pedro I de Portugal, y Blanca de Borbón con Pedro I de Castilla, aunque también alcanzará con sus muertes violentas a Leonor de Guzmán, a Inés de Castro y a Leonor de Castilla.

Extrañamente, en poco más de treinta años, tres reyes impulsivos tendrán una amante, y lo harán de una manera que hasta entonces ningún rey lo había hecho. La mayoría de sus antecesores en Castilla y Portugal habían tenido barraganas e hijos bastardos, incluso en gran número, tanto de unas como de otros, pero no lo habían sido con tanta exclusividad, tanto tiempo y tan pública y notoriamente. Estos monarcas no sólo lo hacían, sino que parece que quisieran alardear de ello.


Juan de Velasco, presunto esposo de Leonor de Guzmán


De Leonor de Guzmán hay poca información, pero sus documentos y detalles de la crónica, sus acciones, nos muestran cómo era. Sin embargo se ha escrito mucho de ella, la mayoría de los autores repiten que era viuda de Juan de Velasco, sin ofrecer la fuente. No se encuentran datos directos de este caballero, del que los historiadores dicen que era, “ricohombre”, “adelantado mayor de la frontera en los últimos tiempos de Sancho IV”, o “muerto en el asedio y toma de Olvera”. La dama tiene una aureola de leyenda que la llevó a ser protagonista de una ópera de Gaetano Donizetti, entre otras creaciones literarias, donde la fantasía es libre.

Juan de Velasco, presunto esposo de Leonor de Guzmán, es uno de los personajes más escurridizos de nuestra historia, por mucho que se busquen noticias sobre él, no se localizan. ¿De dónde salió ese nombre? La crónica sólo dice, “(…) et como quiera que fuese viuda, (…).” (2) Autores del siglo XV relativamente cercanos a su tiempo, Diego Rodríguez Almela en su Compendio Historial de c. 1462, y Diego de Valera en su La Crónica de Hyspaña de 1482, tampoco dan su nombre. Este lo hemos visto por primera vez en las Ilustraciones de la casa de Niebla de 1541, texto encargado por Juan Alonso Pérez de Guzmán, III conde de Niebla y I duque de Medina Sidonia a Pedro Barrantes Maldonado, que sigue la crónica para la información de la amante del rey, pero añade que era viuda de Juan de Velasco (3). 

 

Compendio Historial, folio del capítulo que narra la romería de Alfonso XI a Santiago de Compostela, y la coronación en Burgos del rey y de la reina María. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000012723&page=1

Hasta es posible que el citado caballero no existiera. Se le adjetiva de caballero principal de la ciudad, el historiador Manuel García Fernández dice de él, que “fue Adelantado de Andalucía en los años finales del reinado de Sancho IV”, (4) Sin embargo el Adelantado Mayor de Andalucía en ese momento era Juan Fernández “Cabellos de oro”, hijo del deán de Santiago, que también lo será en los primeros tiempos de Fernando IV. Tal vez se le considera miembro de la familia de los Sánchez de Velasco, pero esa rama en la que sobresale Sancho Sánchez de Velasco, un personaje con los cargos más relevantes en tiempos de Fernando IV, entre ellos el de Adelantado Mayor de la Frontera en 1312, se encuentran en el norte de Castilla, y serán los antecesores de los condestables.

En el Repartimiento de Sevilla realizado en 1253 por Alfonso X se cita como ricohombre a Sanc de Belascor o de Velasco. (5) Ese Sanc no parece que permaneciera en las tierras del sur, y debió de regresar a su zona de origen, norte de Castilla y zona cantábrica. Belascor es una forma primitiva del apellido Velasco, por su procedencia del lugar (de topónimo vasco) Velascuri (Rioja) (6). De los bandos de los Velasco escribe L. García de Salazar en sus Bienandanzas e Fortunas, hacia 1471-1476. Pero de Belascor, que está presente en el asedio de Sevilla entre 1247 y 1248, hasta la fecha de presumible boda de Leonor de Guzmán (si nació en 1310, tal vez hacia 1322) transcurren más de setenta años y por lo tanto más de dos generaciones.

G. Argote de Molina escribió un texto con Elogios, escudos, armas y genealogías (...) que no llegó a imprimirse y que acompañaba a una copia del manuscrito del Repartimiento. Cuando habla de ese Sancho de Velasco, como señor de la casa de Velasco, se refiere al texto del Nobiliario del conde de Barcelos, d. Pedro de Portugal, que realmente no nos aclara nada respecto de nuestro personaje, porque dice que Fernán Pérez de Guzmán en sus Generaciones y Semblanzas señala lo mismo, cuando realmente se refiere a la rama principal de la casa y escribe de Juan (Fernández) de Velasco, del tiempo de Enrique III y Catalina de Lancaster, camarero mayor del rey Fernando I de Aragón

  

"Sanc de Velasco recibe dos aranzadas a la puerta de Carmona", último nombre del folio derecho. Repartimiento de Sevilla (...) año de 1253 y elogios, escudos, armas y genealogías (...) G. Argote de Molina, https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000043036&page=1

Argote escribe que Sancho de Velasco (Sanc de Belascor o de Velasco) se habría casado con Guiomar Fernández de Castro, hija bastarda de Pedro Fernández de Castro el castellano (fallecido en 1214), y habría tenido como hijos a Juan Sánchez de Velasco y a Martín Sánchez de Velasco (este, antecedente de la rama principal). Y ese Juan Sánchez de Velasco según el autor, habría sido el esposo de Leonor de Guzmán. Lo que resulta inverosímil por fechas y edades. En el último folio de la copia del manuscrito puede faltar alguna frase porque tiene una parte confusa, incluso el final podría ser un añadido posterior.

Es muy raro, por no decir imposible, que un noble tan importante como nos dicen que era, no haya dejado rastro alguno. ¿Una rama de los Velasco sin notoriedad? ¿Y su enterramiento en el monasterio de San Salvador de Oña como su posible hermano? ¿O en el nuevo de Santa Clara de Medina de Pomar, que ya estaría en construcción en la década de 1320?

En el siglo XVII, Diego Ortiz de Zúñiga en sus Annales eclesiásticos y seculares de la muy noble, y muy leal civdad de Sevilla..., y en el XVIII el padre Enrique Flórez en sus Memorias de las reinas catholicas, lo recogen probablemente de Pedro Barrantes, pero ninguno cita de donde lo han tomado. Ya en el siglo XX, Antonio Ballesteros, que explica las escasas fuentes que existen para escribir sobre Leonor de Guzmán, utiliza el nombre del caballero, tal vez obtenido del mismo autor sin decirlo. 

 

Sevilla, astilleros, el puerto de Indias, a la izquierda el antiguo puente de barcas y al fondo la Giralda, óleo sobre lienzo, ca. finales del s. XVI, atribuido a Alonso Sánchez Coello, Museo Nacional del Prado, Madrid.

La crónica cuenta que la dama era viuda, y Pedro Barrantes lo llama Juan de Velasco. No se sabe de dónde sacó la identificación del esposo de Leonor de Guzmán, aunque sí puede conjeturarse el por qué. ¿Y si la existencia de este supuesto esposo fallecido de Leonor de Guzmán es un nombre sin precisiones para encubrir un ayer de amantes que se quería ocultar? A la casa de Niebla le interesaba un “limpio” pasado para una mujer relacionada con la familia, que además era ascendiente de la rama Trastámara unida a los Habsburgo reinantes ahora en Castilla. Más adelante veremos una información conocida por Constanza Manuel que mostraría esa posibilidad.

Según la crónica, Alfonso había conocido a la noble sevillana, en casa de Enrique Enríquez, antes de la conquista de Olvera, él tenía dieciséis años y ella diecisiete, al rey le fascinó el atractivo físico de la joven. “Et en aquel tiempo era una dueña en Sevilla, que llamaban Doña Leonor, fija de D. Pero Nuñez de Guzman:” y las veces que el rey estuvo en Sevilla pudo haberla visto, porque dice Sánchez de Valladolid: desde que la conoció “(…) siempre tovo el corazon puesto en ella, et siempre usára de bondad.” (7) 

Para Leonor de Guzmán era un honor aceptar el requerimiento del monarca como barragana, aunque implicaba hacer un papel que podía acabar en cualquier momento. Al parecer, por encima de todo, le gustaba mucho porque era un hombre valiente, decidido, entusiasta, algo de todo aquello que ella también tenía, por lo que se lanzó a un torbellino vital con él.  

 

La reina de Saba adora el árbol sagrado a la izquierda, y saluda al rey Salomón a la derecha. Detalle del ciclo Leyenda de la Santa Cruz. Fresco, ca. 1452, Arezzo, Basílica de san Francisco, Piero della Francesca,

- The Yorck Project (2002) 10.000 Meisterwerke der Malerei (DVD-ROM), distributed by DIRECTMEDIA Publishing GmbH. ISBN: 3936122202., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=156265



Lo más probable es que la relación íntima entre los dos amantes se iniciara en 1330, en que Alfonso y María estuvieron en Sevilla desde primeros de noviembre de ese año, hasta primeros de abril de 1331. Se desconoce si se reunían en estancias del alcázar o en las casas que ella poseía en la ciudad. María debió de saber en seguida lo que estaba sucediendo. Le produciría un gran disgusto, aunque, tal vez al principio, pensara que podía ser un enamoramiento pasajero. Este tipo de historias no era nuevo para ella, conocía los problemas que se habían generado, primero para su abuela Isabel con el rey Dionís, que tuvo numerosas amantes y muchos hijos bastardos, y luego para su padre Alfonso IV, el hijo y heredero legítimo, con sus hermanastros, sobre todo, con Alfonso Sánchez el trovador, al que el rey Dionís prefería y privilegiaba. No deseaba para sí, ni para sus futuros hijos una vida así.

Sin embargo, comenzaba una etapa muy difícil, seguir siendo la reina y esposa legítima con dignidad, porque según pasará el tiempo el problema que le planteaba la presencia de la concubina real, no sólo no desaparecerá sino que irá en aumento. Tendrá que enfrentarse a muchos días de tristeza y soledad, sin más apoyo que sus propias fuerzas, su entereza y su valor.

A la vuelta de los reyes hacia Castilla les acompañaría por primera vez, dado que Leonor tiene a Pedro, su primogénito, en Valladolid en los primeros meses de 1332, la dama viajó ya con Alfonso en abril de 1331, aunque en mayo no fuera con los reyes a Jerez de los Caballeros, porque hubiera sido muy ofensivo saberlo para la reina madre de Portugal. Tal vez mientras tanto, la amante con sus propia gente se fue a parar en Illescas, donde esperaría al rey que pasaría después por allí. La situación sería extremadamente violenta, María que tenía diecisiete años y llevaba poco más de dos años de matrimonio, se sentiría humillada y destrozada anímicamente, pues aquella dama no sólo le estaba robando a su marido, sino que estaba invadiendo su espacio. Leonor era muy atrevida y tranquila para afrontar aquellas circunstancias en las que ella era la usurpadora, y hacerlo con sangre fría. 

 

Cantar de los cantares, acuarela sobre papel, 1893, Gustave Moreau, Museo de Arte Ohara, Kurashiki, Japón, - bAF8_zYTTD_LKQ en el Instituto Cultural de Google resolución máxima, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=22491652 

Lógicamente María se escribía con su familia, y tal vez habría contado a su madre la aventura amorosa de Alfonso, aunque la reina no denunció el hecho a su padre como rey de Portugal y no provocar un conflicto porque tenía acuerdos de apoyo y amistad con el castellano. A la reina madre Isabel, abuela de Alfonso y de María, aunque retirada en un monasterio de Coímbra, ya le había llegado la información de lo que estaba sucediendo en Sevilla, no quería para su nieta todo lo que ella había pasado, y escribió a su nieto y le citó en Jerez de Badajoz, hoy de los Caballeros, muy cerca de la frontera portuguesa, para hablar con él: “(…) ca avia grand tiempo que lo non avia visto, et que fablaria con él algunas cosas que le avia de decir por su honra.” (8)

Alfonso se marchó de Sevilla a mediados de abril de 1331 hacia el noroeste y se vio con ella en Jerez de Badajoz. Era un lugar muy hermoso: con la primavera las dehesas estaban muy verdes, salpicadas del rojo de las amapolas, con el río Ardila corriendo caudaloso y que rodeaba el potente castillo que poseía numerosas torres y estaba asentado en la parte más escarpada y alta de un cerro. Tenía magníficas murallas con seis puertas, y un alcázar construido por los templarios sobre una fortaleza árabe. Ahora la ciudad era de realengo desde que el papa Clemente V había disuelto la orden del Temple. Alfonso entró con sus hombres por la puerta de Sevilla, la crónica no dice nada de la presencia de la reina María, pero resulta complicado encajar la situación, ¿dónde iba a estar María? porque además la reina Isabel no habría aceptado que no viniera también su nieta; así que le acompañaría, aunque la crónica no lo diga.

 

Castillo de Jerez de Badajoz, hoy de los Caballeros, Badajoz, siglo XIII sobre alcazaba musulmana,

De Tagido - Trabajo propio, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5199596



Isabel ya les estaba esperando. Abuela y nietos pasaron tres días juntos en las estancias del castillo, y Alfonso y la reina madre de Portugal pasearon por las cercanas dehesas. Isabel le habló largamente de su propia experiencia con el rey Dionís, el abuelo de Alfonso, y de la conducta del joven con su esposa María; a la anciana, la actitud del nieto le estaba recordando peligrosamente la del abuelo. Le hizo ver que la relación que tenía con aquella dama dañaba la honra y la dignidad del rey y de la reina. Tal vez le dijo que tuviera paciencia, que a veces los hijos tardan un poco más en venir, y que se centrara en el buen gobierno de su reino, y en la atención y el respeto a su mujer. Alfonso la escucharía con cortesía, y aceptó la reprimenda cariñosa, pero no se comprometió a nada. Realmente la entrevista era una farsa por parte del rey, porque su amante le esperaría a más o menos leguas de allí, donde habrían quedado, y él no tenía intención de cambiar y dejarla.

 

Flora, óleo sobre lienzo, 1894, Evelin de Morgan, Colección Wightwick Manor, Wightwick Bank, Wolverhampton, West Midlands, Inglaterra,

Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1032688



La reina partió para Portugal con su séquito, y fue acompañada unas leguas por sus nietos. En junio se encontraban en Toledo, la reina María había tenido noticias de la Santa Hermandad de su villa de Talavera porque no se respetaban sus fueros y escribió al concejo de la villa para que los acataran, (9) pues la Hermandad les era muy útil en su defensa. La había creado hacía casi un siglo el rey Fernando III, como fuerza armada para defender a los pueblos de bandidos y malhechores, y tenían su fuero propio.

Alfonso quiso pasar la fiesta de San Juan en Illescas, ¿cuál era la razón de parar allí en vez de dirigirse directamente al norte, a Castilla Vieja? Lo más probable es que hubiera quedado para esa fecha exacta con su amante. La crónica dice que el rey enfermó de gravedad sin especificar nada más. La estancia debió de comenzar antes de San Juan como había decidido, y acabar después del 14 de agosto, día del último de los documentos firmado por él en Illescas. 

Hay dos periodos largos en que no hay documentos y en los que pudo estar enfermo, del 6 al 22 de julio o del 28 de julio al 14 de agosto. En Illescas existía un alcázar y casas señoriales en la calle Real, no sabemos donde se alojaron el rey, la reina y la amante, pero la estancia fue larga y probablemente, en su dolencia, serían su físico, su camarero mayor y la reina los que estarían cuidándolo y velando por su salud. ¿O fue Leonor la que estuvo a su lado y la reina quedó apartada? Nada se dice en la crónica al respecto.

 

Arco de Ugena, Illescas, mudéjar, s. XI, es la puerta que queda de las cinco existentes en la muralla durante la Edad Media,

https://illescas.es/wp-content/uploads/2024/01/GUI%CC%81A-ILLESCAS-HQ-OK.pdf



Inició sus donaciones a Leonor de Guzmán alrededor de 1331, en que le había dado Villalba, pues el 28 de marzo, en Sevilla, “Alfonso XI ordena que se restituyese al concejo de la villa de Niebla todos los bienes de propios confiscados para la guerra de Granada, excepto la aldea de Villalba; pues el rey la había entregado a doña Leonor Núñez de Guzmán, hija de Pedro Núñez de Guzmán, alcalde mayor de Niebla y vasallo del rey.” (10) Y a finales de ese mismo año, accediendo a una petición de la dama “(…) concedía la notaría pública de Chantada y su tierra, a Juan Domínguez con todos sus derechos anejos a la misma y el reconocimiento de su signo.” (11)

1332 fue un año muy bueno para Alfonso, se cumplieron sus deseos más preciados, y emprendió varios proyectos que quería realizar. Probablemente en Valladolid en los primeros meses, nació su primer hijo con Leonor de Guzmán, Pedro, al que hizo señor de Aguilar, e inmediatamente le donó Aguilar de Campoo, (12) Liébana y La Pernía, lugares que eran de la herencia de la infanta María de Aragón y de su hija Blanca de Castilla, ya que habían sido del infante Pedro donados por su hermano el rey Fernando IV, y en parte comprados por el propio infante. En una cláusula del contrato de boda de María con Alfonso, el rey portugués había dado como dote a su hija las propiedades de Blanca, a cambio de que él dotara a esta, que iba a casarse con el infante Pedro de Portugal, con un patrimonio equivalente en su reino. Pero Aguilar y otras tierras del norte de Castilla no aparecen en la relación de la herencia de Blanca, mientras que las propiedades adquiridas por su padre, debían pasar a su viuda, la infanta María de Aragón.

 

Torre del Infantado, Potes, Comarca de Liébana, Cantabria, gótica, s. XIV,

https://www.caminolebaniego.com/historia-y-cultura/torre-del-infantado



El rey castellano había estado deseoso de hacerse con aquella herencia y comenzaba así a hacer uso de lo que tendría que haber disfrutado su esposa, María de Portugal, o bien María de Aragón como heredera de una serie de bienes del difunto infante Pedro. Todas sus posesiones irán a manos de los hijos bastardos que tiene con Leonor. Y a esta le donó Villagarcía en un privilegio dado en Vitoria el 29 de marzo de ese año. (13) Meses después le dará Alcalá de Guadaíra. (14) Le hará tantas donaciones que la amante acumulará un gran patrimonio.


Notas


(1) Crónica del rey D. Alfonso el onceno, cap. XCIII, p. 166. ed.: F. Rico y Cerdá, Madrid, 1787.https://ia800204.us.archive.org/29/items/cronicadedalfons00n/croni cadedalfons00n.pdf

(2) Ibidem.

(3) Barrantes Maldonado, P., Ilustraciones de la Casa de Niebla, p. 153. Universidad de Cádiz, 1998. http://hdl.handle.net/10498/26723

(4) García Fernández, M., Doña Leonor de Guzmán y Andalucía: La repoblación del patrimonio señorial, p. 146, nota 2. Historia. Instituciones. Documentos, n.º 20, 1993.

(5) Repartimiento de Sevilla hecho por Don Alonso el Sabio año de 1253 (…) y Elogios, escudos, armas y genealogías, (…) obra original sin imprimir dejada por Gonzalo Argote de Molina, tomo I, Mss/2116, columnas CIV y CIX. https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000043036&page=1

(6) Martínez Díez, S.I., G., El linaje de los Velasco, Boletín de la Institución Fernán González, Burgos, LXXXVIII, 238, (2009/1)

(7) Crónica de D. Alfonso el onceno, cap. XCIII, p. 166.

(8) Ibidem, cap. XCIV, p. 168.

(9) Jiménez de La Llave, L., Documentos correspondientes á la Santa Hermandad, Talavera 1839, Archivo municipal de Talavera de la Reina.

(10) García Fernández, M., Regesto documental andaluz de Alfonso XI (1312-1350), doc. 183, p. 42, Historia. Instituciones. Documentos. 15, 1988, https://idus.us.es

(11) Clero secular regular, car 1069, N 4, carta plomada, AHN, PARES.

(12) Privilegio del rey Alfonso XI, dado en Valladolid, el 10 de enero de 1332, donando a su hijo el infante D. Pedro la villa y castillo de Aguilar de Campoo (ff. 1-6v). Privilegios y escrituras, Tomo III, Mss 8700, Inventario de los manuscritos de la BN, tomo 13.

(13) Colección Salazar y Castro, doc. M-48 ff. 196, 197 y 198, RAH.

(14) Carta de Dª Leonor de Guzmán en que declara haber recibido de Sevilla, la villa y castillo de Alcalá de Guadaíra, 1332. Privilegios y ordenanzas de Sevilla, Mss 716, doc. 58, fol 50, Inventario general de manuscritos de la Biblioteca Nacional, Tomo II.


La coronación de Alfonso XI y María, reyes de Castilla


Poco después la reina María supo que estaba preñada, por lo que habría un heredero de la corona, y esa era una muy buena noticia, porque aunque Alfonso mantenía a su lado a la concubina, era consciente de que su sucesor tenía que ser un hijo con la reina, su esposa legítima. Tal vez fue por esta buena nueva, por lo que el rey decidió llevar a cabo aquel verano varios de sus proyectos: peregrinar a Santiago, donde se armaría caballero; fundar la orden de caballería de la Banda; coronarse junto con la reina en el monasterio de las Huelgas de Burgos; y armar numerosos caballeros de la orden recién creada.

Debió de ser en julio cuando marchó a caballo en “romería” hacia Santiago por el camino francés. Iba acompañado por caballeros de su corte y los hombres de su guardia personal. Cuando llegó a Monjoya, el Monte del Gozo, (en aquel tiempo para los peregrinos franceses Montjoie, o Monte alegría porque, a menos de una legua de Santiago, cuando llegaban a él los caminantes expresaban su gozo y alegría de divisar por fin el objetivo de su peregrinación) el rey descabalgó de su caballo y desde arriba de la colina pudo divisar Santiago, rodeada de murallas y con dos torres defensivas, una de ellas imponente, la “Berenguela” porque la había mandado construir hacia poco tiempo el arzobispo de origen francés Berenguel (Berenguer) Landoire, (1) quien le había acompañado en la campaña de 1330 en la frontera. Y la iglesia de Santiago del color dorado de sus sillares. Alfonso y sus hombres se arrodillaron, oraron brevemente, y continuaron a pie.

 

 

Pórtico de la Gloria, románico, s. XII, maestro Mateo, catedral de Santiago de Compostela, restaurado por el mecenazgo de la Fundación Barrié, https://catedraldesantiago.es/portico-de-la-gloria/

La catedral a la que llegó Alfonso XI era románica, no tenía los agregados y reformas góticas, renacentistas y barrocas, probablemente era más bella en su sencillez. Las portadas no eran las que se ven hoy. El rey llegaría frente a la puerta francígena, actualmente de la Azabachería, que es donde desembocan el camino francés, el primitivo y el inglés, (2) pero no sabemos si entraría por ella o daría una vuelta hasta encontrarse con la entrada antigua que daba al impresionante pórtico de la Gloria.

Habría salido a recibirle el arzobispo Joan de Limia y lo atravesarían juntos. El interior tampoco estaba con los añadidos que tiene en el presente. Era más desnuda, de una belleza deslumbrante, sin retablos, con menos capillas, y las que había sin los adornos posteriores. Tenía un extraordinario coro de piedra labrado por el maestro Mateo, que tiempo después fue eliminado para colocar otro de madera. La iglesia no tenía puertas para que muchos romeros pudieran quedarse a dormir, y estaba iluminada con candeleros de velas y algunas lámparas de aceite. 

 

Vista parcial del coro de piedra del maestro Mateo, que había en la nave de la catedral de Santiago de Compostela, siglo XII, desmantelado en el siglo XVII. Parcialmente reconstruido por Otero Túñez e Yzquierdo Perrín, expuesto en la colección del museo de la catedral.

https://catedraldesantiago.online/elementos-arquitectonicos-y-escultura



El rey veló las armas durante aquella noche en la majestuosa iglesia. Las armas se encontraban sobre el altar, y al amanecer llegó el arzobispo para decir misa y las bendijo, el rey se puso todas ellas y se ciñó la espada. La imagen de Santiago estaba encima del altar, “(…) llegóse el Rey á ella, et fizole que le diese la pescozada en el carriello. Et desta guisa rescibió caballería este Rey Don Alfonso del Apostol Sanctiago.” (3)

Cuando regresó a Burgos se trasladó a sus casas del compás de las Huelgas. La infanta María de Aragón debía de seguir como señora del monasterio, en representación del rey, así que, con la abadesa y las monjas, irían a recibirle y festejarle.

Los actos de la coronación fueron fastuosos. Él vestía ropa bordada en plata y oro con los emblemas de castillos y leones, y adornada con grandes perlas, rubíes, zafiros y esmeraldas. Montó en un magnífico caballo con silla que tenía arzones cubiertos de oro, plata y piedras preciosas. Seguido de los ricoshombres, nobles y caballeros se dirigieron a la iglesia de las Huelgas. Al poco entraba la reina María, a la que ya se le notaba su embarazo, vestida de un hermoso brial de seda bordado en plata y oro y adornado de perlas. Los reyes se sentaron en los asientos preparados en un estrado adornado de colgaduras de oro cerca del altar. 

 

Codex de las Huelgas, copiado ca. 1330, Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, Burgos,

De Desconocido - http://www.br-faksimile.de/html/standard.html direct link, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=837526



Para la ceremonia se requería música, las Huelgas tenía ya una larga trayectoria desde su fundación en el siglo XII, y atesoraba códices que son joyas en su factura, tanto como manuscritos miniados, como obras musicales, y entre ellos el famoso Códice del Monasterio de las Huelgas. Por eso, “(…) para la celebración se preparó y acondicionó un espacio en la iglesia, para una capilla de músicos, que interpretaron obras acompañados de un órgano, que para el fausto de la fiesta había mandado hacer dicho rey.” (4)

Dijo la misa el arzobispo de Santiago y la oficiaron las monjas, y los obispos que estaban sentados en sus faldistorios, bendijeron a la pareja real, y al rey le descosieron el hombro derecho del pellote (traje en forma de túnica con escote y aberturas en los costados) y de la saya (pieza de tejido ligera debajo de la anterior, con mangas y que cubría el cuerpo hasta media pierna), y en esa parte de la espalda el arzobispo le ungió con olio bendito. También bendijeron las coronas que estaban en el altar, donde después subió el rey y tomó la suya y se coronó, tomó la de la reina y la coronó, y ambos estuvieron de rodillas hasta que se hizo la elevación de la hostia sagrada. Y coronados se fueron hacia las casas del compás.

 

Una corona, óleo sobre lienzo, s. XIX, Lawrence Alma-Tadema. La reina María fue coronada por su esposo, Alfonso XI, una ceremonia que era todo un símbolo.

                      https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=255404



Nacimiento del infante Fernando, primer hijo de

María de Portugal y Alfonso XI, reyes de Castilla


Fue el 23 de noviembre de 1332, cuando la reina María tuvo en Valladolid a su primer hijo, al que pusieron Fernando. El rey regresaba de la toma del castillo de Avia en Tierra de Campos, que había sido invadido por las gentes de Juan Núñez de Lara. La crónica dice que “(…) mandó facer muchas alegrias por la nascencia de aquel Infante fijo primero heredero, (…) et dióle casa et vasallos, et pusole luego su tierra cierta apartada.” (5)

El 30 del mismo mes, Alfonso escribía una carta al concejo de Murcia, por la que ordenaba enviasen procuradores para jurarle como heredero: “Sepades que, lunes XXIII dias deste mes de noviembre, loado sea Dios que lo tovo por bien, que me nasçio fijo infante et posiemosle nonbre don Fernando, et enbiamos vos lo dezir porque somos çiertos que tomaredes en ello grant plazer. Et porque vos sabedes que el primero infante que nasçe es heredero et le avedes a reçebir por sennor natural todos los de nuestra tierra et fazerle pleito et omenaje. (…) que enbiedes dos caballeros et dos omnes a Valladolit, con vuestra personeria conplida, (…) que lo avedes por vuestro rey et por sennor despues de los nuestros dias,” (6) 

 

Una dama es atendida por una doncella en su peinado diario, iluminación del Salterio Luttrell, ca. 1320-1340, Add MS 42130, f 13r, The British Library,

            https://blogs.bl.uk/digitisedmanuscripts/2013/09/the-luscious-luttrell-psalter.html


 

Alfonso sabía que sólo el hijo de la reina María era su heredero y tenía que ser rey de Castilla después de él. A los hijos de Leonor los nombraban como infantes en los privilegios que confirmaban, a pesar de no serlo por no ser legítimos, tendrían riqueza y buena posición en el reino, deseaba que formaran un entramado social más leal a la corona que los nobles que se le rebelaban continuamente.

Poco después le nacía otro hijo de Leonor de Guzmán al que puso de nombre Sancho, y le dio varios señoríos. Leonor se dio cuenta de que la relación con Alfonso era segura y firme, y que darle hijos era un motivo de gran contento para él, los dotaba espléndidamente y una forma de mantenerle a su lado. Probablemente además de sexo había complicidad entre la pareja. Compartía con él las estancias de las casas y palacios a donde se desplazaba la corte, comían juntos, dormían juntos y, a menudo, el rey despachaba en su presencia los asuntos de gobierno. Se había convertido en una especie de “valido”, ejerciendo una privanza que nadie como ella tenía en el reino. Su acceso al rey había sido porque era una mujer hermosa, según dice el cronista, pero después su irrupción en los asuntos de gobierno fue porque era inteligente y eficaz gestora, lo que se verá en cómo organiza sus villas y lugares, hace permutas y cambios, compra y vende propiedades. Pero era el rey el que facilitaba esa gestión concediendo exenciones fiscales, creando ferias o mercados, y favoreciendo caminos a los lugares que tenía la barragana. 


Roman d'Alexandre en prose, miniatura, 1333-1340, BL Royal 19 D I, f 029v-3, British Library, http://www.bl.uk/manuscripts/FullDisplay.aspx?ref=Royal_MS_19_D_I

Ella había formado a su alrededor un grupo compacto de familiares, amigos y oficiales del rey. Estos, viendo su poder, trataban de complacerla para tener asegurado su propio cargo en la corte, y con todos formaba una red de intereses y apoyos. Entre ellos estaban: su padre, Pedro Núñez de Guzmán, su hermano Alonso Méndez (o Meléndez) de Guzmán, su cuñado Enrique Enríquez; familiares como Fernán Pérez Ponce; y personajes cercanos al rey como Alfonso Fernández Coronel, Fernán Sánchez de Valladolid, notario mayor y cronista, Martín Fernández Portocarrero, Gil Álvarez de Albornoz y sus hermanos, Alvar García de Albornoz y Fernán Gómez de Albornoz, Juan del Campo, obispo de León, Garcilaso de la Vega II y Diego Fernández de la Cámara, entre otros. Algunos serán además, mayordomos mayores de sus hijos bastardos. Alfonso llevaba con soltura aquella doble vida, aunque normalmente en detrimento de la reina que quedaba apartada del día a día. La situación provocó escándalo en la corte y en el reino, pero el rey impuso su forma de vida por encima de críticas y normas.

El 5 de marzo de 1333 María, que había sido recibida como señora de Toro, y continuando la labor y el recuerdo de su abuela María de Molina, mandaba escribir una carta dirigida al concejo de la villa: “Por fazer bien et merced a Vos el Concejo de la mi Villa de Toro, Et por que me lo enviastes pedir por merced por (…) vuestros Procuradores que a mi enviastes agora quando me recebiestes por Señora, otorgovos et confirmovos todos los fueros et privilegios et cartas de gracia et de mercedes et de franquezas et de libertades que habedes de los Reyes onde yo vengo, et de la Reyna Doña Maria mi abuela que Dios perdone et foran confirmados del Rey Don Alfonso mio marido et mio Señor en las cortes de Madrid, et despues aca, que vos valan et vos sean guardados segund que vos valieron et fueron guardados en tiempo de los dichos Reyes (…).” (7) 

 

Restos de una pared del antiguo monasterio de San Ildefonso en la ciudad de Toro, Zamora, gótico, s. XIII-XIV, en el recinto existía también un palacio para uso de los reyes, donde la reina María gustaba de aposentarse. https://www.monestirs.cat/monst/annex/espa/calleo/zamora/cildef.htm

Poco después, seguía morando en su villa de Toro, muy probablemente en las casas palacio de los reyes, la reina da un privilegio de donación a su querido convento de San Clemente de Toledo, y dice: “(…) por facer bien e merced al Abbadesa e al Convento de Sant Clemente de Toledo por gran devoción que he en este Sancto bienaventurado por que señaladamiente me fizo Dios mucho bien, et mucha merced en su dia que encaesci del Infant Don Fernando mio fijo, tengo por bien que tengan de mi daqui adelante quatrocientos mrs de cada año para ayuda de su mantenimiento. Et porque los ayan ciertos, e bien parados pongogelos en el mio Almorerifadgo de Talavera (…).” (8)

Entre finales de marzo y primeros de abril estaba el rey con la reina en Villalpando, desde donde María escribe a Pedro de Peñaranda, obispo de Cartagena, a Alfonso Fernández, adelantado, y al concejo de Murcia, agradeciéndoles las noticias que le habían enviado sobre la victoria contra los musulmanes y contestando a la petición de no tener otro pecho que ellos pongan sus cuerpos y cuanto tienen a su servicio y les dice que lo hará muy de voluntad. También les comunica que tanto el rey como ella y el infante Fernando están sanos. (9)

Las noticias de la frontera acuciaban al rey a socorrerla, por lo que pidió prestado dinero con el que pagar la formación de la hueste que le acompañara a tierras del sur, pero antes llevó a su hijo el infante heredero Fernando, que ya tendría seis meses, a que se criara en Toro. Y María marchó con él hasta Sevilla, donde le aguardaría en el alcázar. La costumbre en Castilla, cuando el rey iba en campañas de guerra, era dejar a la reina como regente y a los hijos bien protegidos. Así había sido con Sancho IV y la reina María de Molina, que siguió haciendo ese papel cuando su hijo Fernando marchaba a la frontera. En Portugal el rey Alfonso IV había hecho lo mismo cuando había acudido a enfrentarse con su hermanastro Alfonso. En el alcázar de Segovia dejó a Pedro y Sancho, los hijos que tenía con Leonor de Guzmán, que también fue hasta Sevilla y algunos autores dicen que le acompañó al sitio de Gibraltar. Estaba embarazada de nuevo, pero tal vez no lo sabía, porque habría concebido en abril, y en Sevilla tendrá meses después un parto de gemelos. 

 

Los jardines más antiguos del Real Alcázar de Sevilla, renacentista y manierista, s. XVI, https://www.alcazardesevilla.com/jardines-de-los-reales-alcazares/

Por mar llegó de Castilla información inquietante: por un lado las conversaciones de los nobles con el rey de Aragón y los estragos y daños que aquellos hacían, y se les había añadido Juan Alfonso de Haro, señor de Los Cameros. La noticia más triste para el rey, fue que Fernando, su hijo heredero, había fallecido en Toro. Poco antes, en Sevilla, María había recibido la misma comunicación. Es fácil imaginar la aflicción que invadiría a la reina por perder un hijo tan deseado como aquel.

Ante Alfonso, se presentó un caballero musulmán y le dijo que el emir de Granaba deseaba verse con él. La propuesta era firmar una tregua de cuatro años entre el rey de Castilla, el de Granada y el infante musulmán que tenía Algeciras y Ronda.


Notas


(1) Vázquez Castro, J., La Berenguela y la Torre del Reloj de la catedral de Santiago, pp. 114 y 115, Sémata, Ciencias Sociais e Humanidades, 1998, vol 10. https://minerva.usc.es/xmlui/handle/10347/4678?show=full

(2) https://vivecamino.com

(3) Crónica del rey D. Alfonso el onceno, Parte I, cap. CII, p. 186. Edición F. Rico y Cerdá. Madrid, 1787.

(4) Alonso Abad, M. P., Mecenazgo musical en el Real Monasterio de las Huelgas de

Burgos, pp. 155 y 156, Boletín de la Institución Fernán González, n. 230, 2005, 1 https://riubu.ubu.es/handle/10259.4/2233

(5) Crónica del rey don Alfonso el onceno, Parte I, cap. CVIII, p. 200.

(6) Colección de documentos para la historia de Murcia, VI, Documentos de Alfonso XI, doc. CCXXVI, p. 261, edición, estudio e índices de F.A. Veas de Arteseros, Real Academia de Alfonso X el sabio, Murcia, 1997.

(7) Cuadrado y Chapado, A. Apuntes para la historia de la ciudad de Toro, doc. 27, pp. LXXXI y LXXXII, Zamora, 1897.

(8) Mss 13098, Privilegios reales, donaciones y Cortes 1333- 1347, Tomo 8, fº 5 r. 6 v. http://bdh.bne.es

(9) Colección de documentos para la historia de Murcia, IX, Documentos del siglo XIV, I, doc. LIX, p. 78, Estudio, edición e índices, Veas Arteseros, F. A. y Molina Molina, A. L., Real Academia Alfonso X el sabio, Murcia, 2015.

 

 

El nacimiento de Pedro, heredero de la corona de Castilla


Los grandes nobles de Castilla no habían asistido a la hueste y en lugar de eso acordaron escribir al rey Alfons IV de Aragón para tener una entrevista e implicarle en una guerra con el castellano. Efectivamente tuvieron sus vistas en Castielfabib. Pero se encontraron con la mesura, el equilibrio y la sensatez del aragonés que les dijo que, cuando Alfonso regresara de Gibraltar, él le enviaría sus mensajeros sobre esta cuestión y estaba seguro de que si les había hecho algún agravio, lo enmendaría, y hasta que no le escribiera, no se comprometía a nada. Alfons tenía muy buena relación con el rey de Castilla, y además estaba casado con su hermana Leonor, así que no estaba dispuesto a atacarle por las querellas que los nobles decían tener.

El 13 de enero de 1334 nacieron en el alcázar de Sevilla los gemelos Enrique y Fadrique, los hijos de Leonor de Guzmán. Se encargó la educación de Enrique a Rodrigo Alvárez de Asturias, señor de Noreña, de las Pueblas de Chillón y Gijón, y de otras posesiones en aquellas tierras, que había servido a la corona desde tiempos de Sancho IV y Fernando IV. Ya era anciano y no tenía herederos, quiso prohijar y heredar a Enrique, de tal manera que tuviera sus títulos y sus bienes.

La comitiva de la corte salió de Sevilla después del 17 de marzo, en Cuaresma. La reina María estaba embarazada de nuevo. Era una gran alegría, tener otro hijo afianzaba su posición. Ya en Castilla, pasó unos días en su ciudad de Salamanca, y el 15 de mayo de aquel año se ocupa de problemas que le llegan desde su villa de Talavera sobre los agravios que reciben por la recaudación de los impuestos, por lo que redacta una ordenanza para que sus alcaldes nombrados por ella, averigüen la verdad de los hechos y tomen medidas, y les dio: “Privilegio, ordenanzas y mandatos, para que en Talavera ni en su tierra se derrame pecho alguno sin que medie carta suya; para la administración de sus propios, reuniones del Concejo, y otros particulares.” (1) 

 

El nacimiento de la Virgen, óleo y témpera sobre tabla, 1467, Fra Carnevale (Bartolomeo di Giovanni Corradini), "el autor muestra el nacimiento en tiempos contemporáneos, al fondo, la recién nacida es bañada por parteras, y en primer plano, las mujeres se saludan. El edificio está inspirado en el Palacio Ducal de Urbino." The MET,

                                         https://www.metmuseum.org/art/collection/search/435848



Mientras Alfonso estaba en el real de Herrera y resolviendo los problemas con Juan Núñez de Lara, el 30 de agosto la reina María tuvo un hijo varón en Burgos. Según la tradición, el nuevo heredero, al que llamarían Pedro, nació en las casa reales del Compás del monasterio de las Huelgas. La infanta María de Aragón permanecía todavía allí como señora, por lo que es muy probable que visitara y saludara a la Reina y estarían algún tiempo juntas, sería la última vez que ambas mujeres se vieron.

La crónica dice que la noticia del nacimiento alegró mucho al rey, y al regresar del real de Herrera, lo hizo bautizar con el nombre de Pedro, y dio su crianza a Vasco Rodríguez maestre de la Orden de Santiago. Eligió como ama a Teresa Vázquez de Acuña, una dama de origen portugués, viuda de Fernán Gómez de Toledo, caballero mozárabe de aquella ciudad que había estado al servicio de Fernando IV como camarero mayor, consejero y embajador. La tarea de ama: “Este era un trabajo muy importante ya que el ama se encargaba de cuidar al infante como si fuera su propia madre, velar por su salud, higiene, alimentación, juegos y relaciones, que llevaran a un buen crecimiento del infante. (…) Teresa Vázquez vivió siguiendo el nomadismo de la corte, desde 1334 hasta su fallecimiento en 1345.” (2)

El ama Teresa había tenido siete hijos que estuvieron en la corte desde muy pronto, y cuando ella fue nombrada por el rey, se encontrarán alrededor del infante Pedro, (3) y de su medio hermano Fernando. Por lo que se ve que el heredero ni estaba solo y con su madre, ni siempre recluido en el monasterio de San Clemente de Sevilla, como dicen algunos autores. 

 

Niños jugando, miniatura de la letra E de Etas, edad, s. XIV, Omne Bonum, James le Palmer, ilustrador anónimo, British Library Royal MS 6 E VII, fol. 67v,

  https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/4/40/omne_Bonum_Royal6Evii67v_Etas.jpg



 

Por su nacimiento, se hicieron festejos en la corte para celebrarlo. En Burgos hubo repique de todas las campanas de la ciudad y se dieron albricias (regalos como expresión de alegría por una buena noticia). El infante fue bautizado en Santa María, la catedral de Burgos, por el obispo García Torres de Sotoscuevas, según un privilegio del propio rey Alfonso, que le donaba por ello la mitad de los “servicios y ayudas” que los vasallos del obispo y de su iglesia debían pagar al rey, en ese mismo año: “E porque el Infant D. Pedro, mio fijo primero heredero, nasció en la noble Ciudat de Burgos, & lo vos baptizastes en la Eglesia Catedral de Santa María de Burgos, & con vuestras manos; tenemos por bien que vos el dicho Obispo, (…).” (4)

El rey escribió de nuevo a las ciudades, villas y merindades para que vinieran representantes de todas ellas a recibir por señor natural y hacer pleito y homenaje al heredero de la corona. Al concejo de Santo Domingo de Silos, el 8 de septiembre le comunica: “Sepades que martes, treynta dias del mes de agosto que agora paso, me nasçio fijo infante que a nombre don Pedro, (…).” para que envíen dos caballeros y dos hombres buenos a Burgos. (5)

En octubre se recoge el recibimiento prestado por los representantes de Santo Domingo de Silos: “(…) en la cibdat de Burgos, en los palaçios que dizen del obispo, que son cerca de la yglesia de Santa Maria, la catedral de la dicha cibdat, do posa la muy alta e muy noble señora doña Maria, reyna de Castilla e de Leon, en una camara que es en los dichos palaçios, do esta el infante don Pedro, fijo primero heredero del muy alto e muy noble señor don Alfonso e de la dicha señora reyna, estando presente don Vasco Rodriguez, por la gracia de Dios maestre de la cavalleria de Santiago, (…) paresçieron y Martin Martinez de Carrança, merino de la merindat de Santo Domingo de Silos e Johan Perez, alcalle, (…) personeros del conçejo del dicho lugar (…) y resçibieron por su señor natural al dicho infante don Pedro e fizieron pleito e omenage en manos del dicho maestre de Santiago.” (6)

 

 

Palacio episcopal medieval de Burgos, adosado a la catedral. Fue incendiado en la Guerra de la Independencia, y demolido en 1849. Era aposentamiento de los reyes muy a menudo, y allí se encontraba la reina María con el recién nacido Pedro, cuando representantes de Santo Domingo de Silos le recibieron como su señor natural,

                                                         https://catedraldeburgos.es/historia/



Por lo que dice este documento, la reina después de tener a Pedro, ya en octubre se había trasladado a los palacios del obispo de Burgos. Cuando los reyes paraban en la ciudad, tenían costumbre de hacerlo, bien en las casas reales del Compás del monasterio de las Huelgas, o bien en los palacios del obispo. En aquella época era bastante habitual que obispos en sus grandes caserones, ricoshombres en sus palacios, o monasterios y conventos con sus numerosas estancias, recibieran la visita de los reyes y se alojaran en una parte reservada a ellos. También utilizaban los alcázares y castillos de su propiedad, aunque en ciertas épocas acondicionarlos adecuadamente era costoso y requería más servicio del que tuvieran en esos momentos.

De la reina, algunos historiadores afirman que estaba recluida en el monasterio de San Clemente de Sevilla, o en los alcázares de la ciudad, en los que es posible que pasara algunas temporadas, pero no que fuera muy habitual. Concretamente refiriéndose al año de 1334, que acabamos de seguir en los pasos de la pareja real, algunos autores, sin dar pruebas, dicen que se retiró a él y pasaba largo tiempo. Como vimos, María había estado desde antes del parto en las casas reales del Compás del monasterio de las Huelgas de Burgos y después en los palacios del obispo, y allí seguía a principios de 1335 en que van personeros de Murcia a jurar al heredero, o hace donaciones a su ama Sancha Yáñez.

Debió de ser a principios de 1335 cuando nació otro hijo de Leonor de Guzmán y le pusieron de nombre Fernando. Hay historiadores que señalan que Pedro, el heredero de la corona, estaba apartado de la vida de palacio, que se encontraba a menudo viviendo con su madre en el monasterio de San Clemente de Sevilla, que se descuidó su educación, que su padre el rey no le hacía caso. Sin embargo, hay una serie de informaciones, que iremos viendo y que matizan estas afirmaciones tan categóricas.  

 

Vista de Ledesma, Salamanca, desde el río Tormes, De Reinhardhauke - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=26831190

Por ejemplo, de este bastardo, Fernando, que será señor de Ledesma, la propia crónica del rey Pedro I, afirma que se crió con él cuando era infante, lo que pone en cuestión varias de las anteriores aseveraciones. (7)


Aragón hacia 1334


El 28 de agosto de 1334 desde Teruel, Alfons IV de Aragón había escrito al castellano, comunicándole que enviaba al caballero Lope Álvarez de Espejo, portero mayor de la reina Leonor, para recoger a la infanta María, señora de las Huelgas, y traerla a Aragón. (8)

También lo sabría ella, que se había acomodado a vivir en aquel convento, donde se sentía bastante libre, por lo que volver a Aragón rompía su actual equilibrio. En el monasterio de Sigena o en las casas reales donde tuviera que ir, se encontraría más obligada y constreñida. No sabemos si realmente regresó a Aragón en esas fechas o permaneció en Castilla un año más, por una carta que le escribe su hermano el rey en noviembre de 1335. Por otra parte tenía información de que su hija Blanca había sido repudiada por el infante portugués y tendría que regresar a Castilla a vivir en el monasterio de las Huelgas.

Tuvo noticias que le afectaron mucho, supo que el infante Juan, su más querido hermano, había fallecido mientras viajaba a Valencia; la muerte le sorprendió en la aldea de El Pobo al norte de Teruel. Los veranos siempre habían sido malos para él, solía enfermar de fiebres, pero en esta ocasión no sabemos de qué adoleció, tenía treinta y tres años, y fue enterrado en la catedral de Tarragona. Su sepulcro es una obra muy hermosa de alabastro, probablemente de factura italiana, que se comenzó poco después de su muerte y aún estaba en obras en 1337. (9)  

 

Sepulcro del infante Juan de Aragón, arzobispo de Toledo, hijo del rey Jaime II, alabastro, 1334-1337, catedral de Tarragona, De Manuel de Corselas - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0,

                            https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17546255



Todos los hermanos sintieron profundamente la muerte de Juan, porque era un hombre bueno y muy cercano. Pero quien sufrió un fuerte impacto por su desaparición fue Blanca, la priora del monasterio de Sigena, que siempre se había desvivido por él. Lo que le llevará a realizar una acción perturbadora, como veremos más adelante.

El rey Alfons había enfermado de nuevo, pues sufría desde hacía tiempo una dolencia crónica. La reina Leonor veía que su esposo estaba muy grave y le quedaba poco de vida, por lo que temía la violencia y la ira de su hijastro cuando se hiciera con la corona. Ella y sus hijos, que tenían cinco años Fernando y cuatro Juan, estarían en gran peligro, por lo que empezó a pensar en tener seguridad y apoyos cuando eso sucediera. Escribió a su hermano Alfonso para verse con él en la frontera.

Había entrado el frío del invierno cuando se encontraron en el castillo de Ateca, un lugar de Calatayud. Los hermanos se reunieron con gran contento, hacía tiempo que no se veían, y Leonor le comunicó el miedo que tenía a su hijastro, que no sólo querría quitarles las donaciones de su padre, sino que temía por su vida y la de sus hijos. No sabemos si la reina María acompañaba al rey Alfonso, la crónica no dice nada nada al respecto, aunque parece que, por ser una reunión familiar y por el aprecio que se tenían las dos mujeres, sería normal que la reina de Castilla fuera con él. 

 

Sellos de Pedro IV, rey de la Corona de Aragón, hijastro de la reina Leonor de Castilla, s. XIV, Catálogo I de los sellos españoles de la Edad Media, Juan Menéndez Pidal, AHN. 1921,

                                https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000204822&page=1

 

El 11 de diciembre el castellano escribía y saludaba desde Ateca a Alfons IV. (10) Venían con la reina, Pedro y Jaime de Jérica, y sus hijos, además de otros ricoshombres de Aragón que la custodiaban y apoyaban. Los de Jérica, que eran hombres incondicionales de la reina y caballeros de palabra y conducta leal, firmaron acuerdos con el rey Alfonso XI, por los que se comprometían a ayudarla en el caso de que el infante Pere, al llegar al poder, quisiera apoderarse de las ciudades, villas y lugares que su esposo había concedido a los hijos de Leonor, y a cuidar de la vida de la reina y los infantes.

Los hermanos se despidieron ya bien entrado diciembre, ambos tenían que enfrentar situaciones adversas y complejas, pero les unía tener una gran fortaleza de ánimo y capacidad resolutiva. Leonor regresaba al lado de su esposo enfermo y a un ambiente de gran hostilidad por parte del infante heredero, y Alfonso atravesó Castilla hacia tierras de Segovia, para pasar la Navidad en Cuéllar e ir después a Valladolid.

Por la información que hemos manejado, creemos que la infanta María debió de regresar al reino de Aragón hacia primeros de octubre de 1335. Volver, provocaba en ella sentimientos contradictorios: en las Huelgas, que estaba cerca de Burgos, se había adaptado y se encontraba bien viviendo allí como señora del monasterio, probablemente no tenía que vestir hábito y era bastante libre; en Aragón y en el solitario monasterio de Sigena, su vida sería distinta, más limitada; pero convivir de nuevo con su hermana Blanca y apoyarse mutuamente sería bueno para las dos, además podría ver alguna vez a Alfons. 

 

La abadesa santa Hiledegarda de Bingen, Alemania, con sus religiosas, miniatura del manuscrito Omne Bonum, 1360-1375, James le Palmer, ilustrador anónimo, British Library, Royal MS E VII,

https://revistacatolica.org/santa-hildegarda-com-suas-religiosas-iluminura-da-enciclopedia-omne-bonum-de-james-le-palmer-biblioteca-britanica-londres-foto-reproducao/



En seguida escribió a su hermano para informarle de su llegada. Él le contestó desde Barcelona el 5 de noviembre y le decía que había recibido su carta. Es sorprendente que le responda que le place que haya tomado el hábito, pero añade que no vaya al monasterio hasta que se lo haga saber. (11) ¿Dónde se hallaba María? Probablemente no había regresado todavía al cenobio cuando se produjo un suceso inquietante protagonizado por Blanca, que desde la muerte de su hermano Juan, se encontraba muy alterada y deprimida. Estaba obsesionada y quería tener a su querido hermano Juan cerca de ella, así podría rezar junto a él siempre que quisiera.

Pidió permiso al obispado de Tarragona para velar a Juan una noche en su tumba de la catedral. Debió de llevar hombres de su confianza que tenía a su servicio en Sigena, para que exhumaran la caja con el cadáver del Patriarca de Alejandría y se la llevaron en un carro a la iglesia de su monasterio, donde lo enterraron en una fosa cubierta con una losa común.

Entre Tarragona y Sigena hay unos 159 km, por lo que debieron de tardar unos cuatro días. Aunque se hiciera con el mayor sigilo, el hecho pudo producir escándalo en los que lo supieron, y en la catedral de Tarragona se conocería en seguida, por lo que Alfons IV de Aragón fue informado de ello y quedó conmocionado. En diciembre, el rey escribe a su hermano Pedro, conde de Ribagorza, contándole lo sucedido, y pidiéndole vaya a Sigena a recuperar el cuerpo de su hermano para restituirlo a su sepultura en la catedral de Tarragona. También a su hermana Blanca requiriéndole que cumpla lo que le diga Pedro. (12)  

 

Capilla mayor de la catedral de Tarragona, a la derecha del retablo se encuentra, enmarcado en un arcosolio, el sepulcro del infante Juan de Aragón, arzobispo de Toledo,

                                     https://catedraldetarragona.com/parte-retablo-mayor/?



Lo comunica a su hijo el infante Pere ese mismo día, explicándole lo que había hecho la priora, y diciéndole que fuera a ayudar al infante Pedro de Ribagorza, hermano del rey y tío del joven, para restablecer los restos mortales de Juan a su sepultura de la catedral.

No sabemos con precisión cuándo se reintegró a Sigena la infanta María. Las dos hermanas lloraron juntas en el reencuentro, acordándose de que Juan ya no las visitaría nunca más. María pudo comprobar cómo la situación económica del monasterio había empeorado, las rentas que tenían que percibir se retrasaban una y otra vez, y el rey tenía que reclamar a los deudores o a los Justicias para que se les pagara u obligaran a pagar lo debido. Y la vida continuó como antes, tras años de separación.


Notas


(1) Jiménez de La Llave, J., Privilegios y reales facultades, legajo 50, P. núm. 9, Archivo municipal de Talavera de la Reina, www.cervantesvirtual.com, y Mss 13098, Privilegios reales, donaciones y Cortes, 1333 – 1347, Tomo 8, folios 39 r. a 41 v., BDH. http://bdh.bne.es

(2) Morollón Hernández, P., Caballeros toledanos al servicio de los reyes en el siglo XIV, p. 18, Anales Toledanos, n.º 42, 2014, https://realacademiatoledo.es

(3) Ibidem. p. 24.

(4) Flórez, Enrique, España Sagrada, Tomo XXVI, p. 351, https://bibliotecadigital.jcyl.es

(5) Ferotin, Marius, Recueil des chartes de l’Abbaye de Silos, doc. 357, p. 366, https://archive.org

(6) Ibidem, docs. 359, p. 367.

(7) López de Ayala, P., Crónica de los reyes de Castilla rey don Pedro, Tomo I, cap. IX p. 21, Madrid, 1779.

(8) de Moxó y Montoliu, F., La relación epistolar entre Alfonso XI y Alfonso IV en el Archivo de la Corona de Aragón, doc. 122, En la España medieval, n.º 3, 1982, UCM, https://dialnet.unirioja.es.

(9) Manote Clivilles, M. R., El sepulcre de Joan d’Aragó, p. 12, Butlletí de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, 2003, n.º 17.
https://www.raco.cat/index.php/ButlletiRACBASJ/article/view/219419.

(10) de Moxó y Montoliu, F., Op. cit., doc. 126.

(11) Sáinz de la Maza Lasoli, R. El monasterio de Sijena, Catálogo de documentos del Archivo de la Corona de Aragón, I (1208-1348), doc. 815, CSIC, Institución Milá y Fontanals, Barcelona, 1994.

(12) Ibidem, docs. 816, 817 y 818.


 

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