Aragón hacia 1383
La duquesa de Gerona, esposa del heredero de la corona, era una dama muy culta que se interesaba por la literatura, la poesía, la música y todas las artes de las que había estado rodeada en la corte de su padre. Los documentos de cancillería y del mestre racional recogen numerosas referencias a sus peticiones o comentarios sobre libros concretos que quería leer o recuperar.
Es muy interesante seguir una pequeña parte de ellos durante el año 1382, un tiempo en que ya estaba embarazada y tendrá a su primera hija, Violante. A Ramón Alemany le reclamaba unas “Moralies de Job” en catalán; más adelante pedía a Toda Pérez y al camarlengo que se encarguen del libro de Godofredo de Bouillon (existían varios textos sobre el legendario cruzado, como la Gesta Francorum, la Canción de Jerusalén o la de Antioquía), que más tarde volvía a reclamar, porque no le había llegado; a Eimeric de Centelles le solicitaba la devolución de la Biblia que le había prestado; también escribía a su cuñado, el infante Martín, solicitándole el Llibre de la Rosa. (1)
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De gesta francorum et aliorum hierosolomitanorum, 1100 - 1101 d. C., crónica anónima de la Primera Cruzada, Biblioteca Estatal de Berlín.
CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=82013890
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Pere convocó Cortes en Monzón para 1383, y en ellas se creó una situación crítica por los gastos que tenían las casas del rey y la del heredero. Era ofensiva y violenta para los duques, querían que varios de sus oficiales fueran expulsados. Para la duquesa era una grave afrenta que quisieran quitarle a su dama Constanza (¿de Perellós?) y se negó en rotundo a ello, antes se marcharía ella del reino, dijo. Como estaba embarazada de nuevo, se pospuso a que tuviera el parto, pero la maledicencia continuó.
Al parecer tras el enredo estaba el rey, que tenían una actitud vengativa contra el primogénito por no haberse casado con María de Sicilia, y no asistir a la coronación de Sibila. Pero, curiosamente, Violante la elige como madrina de su próximo hijo. Probablemente la duquesa sabía más de diplomacia y buenas maneras que otros. Fue su primer varón, Jaime, que nació el 23 de marzo de 1384, y se decidió que sería jurado el año siguiente.
Entonces se produjo un suceso que demuestra, una vez más, el carácter del rey. El conde de Ampurias, Joan de Aragón, primo del rey, un hombre muy valioso, hijo del infante Ramón Berenguer, tío de Pere, se había casado en segundas nupcias con la infanta Juana, una de las hijas del rey con Blanca de Navarra, y tenían varios hijos. Su padre, el infante, le había dejado el condado, se había retirado de la vida pública y había profesado como franciscano en Barcelona.
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Florín de Pere IV de Aragón, oro, 1365-1370, fotografía: Ángel Martínez Levas, Museo Arqueológico Nacional, Madrid. |
Ahora Joan de Aragón estaba inmerso en un enfrentamiento con el monarca por disidencias con un pequeño señor de su condado, que además era familia de la reina Sibila, lo que venía a complicarlo más. En todo esto estaba involucrado el primogénito, que tenía que ser quien, por mandato de su padre, redujera al conde con el que mantenía una gran amistad. Se mezclaban cuestiones señoriales con problemas y relaciones familiares, haciéndolo más confuso y enmarañado .
La infanta Juana que amaba mucho a su marido y veía cómo el rey estaba ya con un ejército tomando sus tierras, se dirigió a su padre y señor. Fue a verle donde se alojaba que era en el palacio de Rocabertí fuera de las murallas de Perelada. Allí Juana trató de hacer de mediadora e intercedió por su esposo, el rey Pere, padre de Juana, en lugar de buscar una vía de consenso con su hija, se puso furioso y le dio una bofetada delante de todos los cortesanos. Resulta asombroso que, como rey y como padre, tuviera esa conducta. Juana sufrió aquella dolorosa humillación y derrota profundamente, porque a los pocos días falleció con cuarenta años. De esta infanta hay muy poca información, su imagen ha llegado oscurecida hasta nosotros. Si estaba enferma, aquel gran disgusto aceleró su muerte. (2)
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Clave de la bóveda central de la catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia, Barcelona, a. 1379, Virgen de la Misericordia amparando bajo su manto a unos personajes, entre los que estarían el rey Pere IV a la izquierda y la reina Sibila arrodillada a la derecha,
Por Euku - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=38820432 |
Mientras el infante Joan estuvo acometiendo la rebelión del conde de Ampurias, el rey mantiene una postura hostil con su hijo. Violante le escribe, le apoya, le manda dinero, escribe a su camarlengo y a otros de sus altos oficiales para que “vigilen”, y que su marido pueda alcanzar honra y gloria en su cometido. Violante prometió peregrinar a Montserrat si su esposo salía vencedor, pero por ahora no podrá hacerlo porque tendrá otras tareas urgentes que cumplir. Hubo momentos que se complicaron mucho más por las maquinaciones de Pere, de Sibila y algunos grandes nobles, y llegaron a enfrentarlos. Violante tenía mucho carácter y firmeza, mientras que Joan más débil y como hijo del rey, quería contemporizar con su padre, que le humillaba y maltrataba una y otra vez.
Al
mismo tiempo, lo que trataban las Cortes era de echar a la dama que
cuidaba a sus hijos los infantes, Violante y Jaime, para alejarla de
la duquesa, medida que Joan no consintió. Fue una etapa dura y
angustiosa para la pareja. El rey presionó a Violante para que
expulsara de su lado a Constanza, y la duquesa le respondió con
firmeza que antes de separarla de sus hijos, se iría ella del reino.
Como Pere insistiera además con otros oficiales de la casa de Joan,
y este no le hiciera caso, la situación entre el rey, iracundo y
violento, y su hijo llegó a un extremo tal, que lo desheredó. Pero
era una fórmula inútil.
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Detalle de la portada de la iglesia de la Cartuja de Valdecrist, fundada en 1386 d. C., Altura, Castellón. De AdelosRM - Trabajo propio, Dominio público, |
En el Ampurdán ocurrían aquellos sucesos y en el reino de Valencia la situación era muy diferente para el infante Martín, por la paz y y felicidad que sentía. Había comenzado con la fundación de la cartuja de Vall de Crist. En 1385 había elegido el lugar: “(…) un valle hermoso y arbolado, con abundancia de fuentes y olivos, (...) Si a ello añadimos la proximidad a Segorbe, donde Martín y su esposa, María de Luna, tenían residencia, y el hecho de que los terrenos se encontraban en Altura, villa propiedad del infante, (…).” (3) En enero de 1386 se iniciaron las obras de la iglesia de San Martín, el claustro y varias celdas alrededor, y entre ellas dos, una para su esposa y otra para él.
Violante estaba embarazada de nuevo, y tuvo un aborto antes de mayo de 1386, no era extraño, dados los disgustos y sinsabores que estaba viviendo en ese tiempo. En esas fechas la situación era insostenible, la ira del rey estaba desatada, sin embargo, como era irracional e injustificada, el infante Joan tenía cada vez más apoyos. Violante se sintió tan presionada y ofendida por el asunto de Constanza, que acabó escribiendo a su familia contándole lo que sucedía y cómo el rey Pere les estaba tratando.
La muerte del rey Pere
Palau Menor de la Reina, Barcelona, 5 de enero 1387
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Iglesia de la Madre de Dios de la Victoria, antigua capilla, s. XIV, y uno de los pocos restos que quedan del Palacio Real Menor, Barcelona,
Por Enfo - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=16614812 |
En diciembre, el rey se encontraba enfermo en cama en el Palacio de la Reina, y aún tenía energía para escribir alguna carta agresiva. Pero su fin estaba cerca, y los que hasta ahora le habían rodeado e influido en su violenta actitud con su hijo, salieron huyendo de su lado, previendo que los cambios que iban a darse en la corte les alcanzarían como un azote de vendaval. Sibila, su hermano Bernard de Fortiá, Berenguer d’Abella uno de los más activos maquinadores, y otros, desaparecían del palacio, donde el monarca agonizaba el 5 de enero de 1387 totalmente solo.
Según el Llibre de Notaments, desde el 27 de diciembre, Sibila a escondidas con su hermano, y haciendo jurar a los oficiales que correspondía, que guardaran el secreto, mandaban recoger la plata que era introducida en 5 cofres, y la ropa, que se hallaba en el guardarropa, agruparla en bultos. La reina hizo que las llaves de los cofres y del guardarropa se llevaran a su madre (vivía en palacio con la reina desde su boda).
El sábado siguiente, Bernard de Fortiá hizo traer unas barcas desde Sitges y mandó que los cofres y los bultos del guardarropa fueran cargados en ellas. Dieron órdenes de que se destruyeran las notas que se habían tomado. El 29 de diciembre su hermano, acompañado de sus hombres, tomaba todo lo que quedaba, y el 30, que era domingo, Sibila abandonaba el palacio a primera hora y huía a Sitges acompañada de parientes y servidores, y después marchaban al castillo de San Martín de Sarroca, que había sido comprado por su hermano, y donde esperaba estar segura. (4)
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Castillo de San Martín Sarroca, Alto Penedés, Barcelona, s. X.
https://larbocturistic.cat/es/alrededores/castillo-de-sant-marti-sarroca |
El infante Martín y el ya rey Joan la cercaron en el lugar, y ella se rindió, renunció a sus bienes a cambio de una asignación, le fue perdonada la vida y estuvo encerrada en el castillo de Montcada, aunque acabó viviendo en Barcelona. Hoy su sepulcro se encuentra en una pared de la catedral de Santa Eulalia. Sus incondicionales maquinadores, Berenguer d’Abella, Bartomeu Llunes y otros fieles fueron ajusticiados por orden de Joan I.
La hija de Sibila y el rey Pere, Isabel, vivía con su madre en Barcelona, y fue tratada como infanta y hermana del rey, tenía su propia cámara y recibirá las cantidades necesarias para mantenerla. Cuando se negociaba su posible matrimonio, la relación de Joan I con su madre Sibila era cortés y respetuosa. Acabará casándose con Jaime II conde de Urgell, aspirante a la corona de Aragón en el Compromiso de Caspe, y se rebelará contra Fernando I de Trastámara, fue vencido, confiscados sus bienes y pasó el resto de su vida en prisiones castellanas, finalmente murió en la del castillo de Játiva. Desconocemos cómo vivieron durante ese tiempo su esposa Isabel y sus hijos.
En
junio de 1387, el rey Joan I y la reina Violante sufrían un gran
dolor, el infante heredero Jaime enfermaba y moría en agosto de
aquel mismo año. Se acababan las grandes esperanzas puestas en él
como primogénito de la casa de Aragón, una constante con todos los
varones hasta llevar a una situación sin sucesor directo masculino,
que Pere no había podido imaginar. Será su hija Leonor, una mujer,
la que dé legitimidad a la sucesión.
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Concatedral de Santa María del Romeral, s. XII-XIII, Monzón, Huesca, en su interior se celebraron reuniones de Cortes de la Corona de Aragón en varias ocasiones. De Zarateman - Trabajo propio, CC0, |
Las Cortes de Monzón de 1388 y 1389 spresentaron también muy movidas, entonces salió a la luz la maquinación que se había fraguado por parte del marqués de Villena y otros nobles, contra una dama de la casa de Violante, Carroça de Vilaragut. Una mujer con gran personalidad, inteligente y culta que se encontraba al lado de la reina. Querían que fuera echada de la corte por su conducta deshonesta, pues afirmaba la cédula presentada: “(…) y siendo casada comete adulterio violando su matrimonio como vil y malvada mujer, (…) yace carnalmente con Francisco de la Pau, camarlengo é íntimo consejero del dicho señor (el rey Joan) y mayordomo de la dicha señora reina (Violante), y no solamente con él sino que estando en dicha casa hace almoneda de su vil cuerpo, (…).” (5)
El rey Joan se mostró indignado porque conocía el texto y lo que realmente había tras aquello, pues sabía que era un infundio para atacarle a él y a su esposa indirectamente. Estando en el castillo de la ciudad, Violante se puso de parto y tuvo un hijo varón, y dada la presencia de todos los grandes dignatario asistentes a las sesiones, se hizo una gran celebración, se le puso el nombre de Fernando, fueron sus padrinos el infante Martín, ya nombrado duque de Montblanc, y madrina la priora del monasterio de Sigena, María Cornel. Pero de nuevo la desgracia caía sobre la casa de Aragón, porque el niño fallecía en octubre siguiente. (6)
Mientras tanto, las Cortes denunciaban que el rey y la reina tenían demasiados oficiales, lo que implicaba grandes gastos. Era cierto, y cuando muera el monarca se verá que la casa real no tenía recursos por mala gestión de los responsables. Joan no quería ceder, pero los reunidos insistieron para que echara a Carroça de Vilaragut y a los que la apoyaban. Una vez más se trataba de usar la injuriosa “fama” contra una mujer, para obtener objetivos e intereses, en este caso, de la gran nobleza. Joan estaba presionado por varias circunstancias, y aceptó privar a Carroça de cualquier puesto en la casa real y que no pudiera regresar.
Carroça de Vilaragut, era una noble valenciana, separada de su marido por los problemas de salud mental del caballero, y por deseo y designio de su suegra hacía ya años. Al obtener la disolución de su matrimonio, había vuelto a casarse. Tras las sesiones de Cortes se retiró a su castillo de Corbera y continuó viviendo en el reino de Valencia.
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Catedral de la Transfiguración de Jesús, s. XII, Cefalú, Sicilia, Italia. De Carlo Pelagalli, CC BY-SA 3.0,https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=54806319 |
Joan I había nombrado a su hermano duque de Montblanc. A este sólo le quedaba su hijo Martín, que estaba comprometido con María de Sicilia, con la que contraía matrimonio en noviembre de 1391, él con quince años y ella con veintisiete. Padre e hijo, junto con María de Sicilia y una armada, embarcaron rumbo a Sicilia para tomar posesión del reino y pacificarlo, porque había una continua rebeldía. La duquesa María de Luna desde sus tierras gestionaba las posesiones familiares, y atendía las peticiones de su marido y de su hijo enviándoles todo lo que necesitaban.
La corte de Joan I mantenía un ambiente culto y artístico muy costoso, pero era lo que la pareja real deseaba y a lo que estaban acostumbrados. Era muy amante de la música y capaz de componer piezas para algunos actos de la corte, también era un gran bibliófilo, que trataba de conseguir las obras que le interesaba y acudía a familiares de su esposa.
Entre noviembre y diciembre de 1391 la reina Violante tenía una niña a la que bautizaron como Antonia, que fallecía el 31 de mayo de 1392. En los años siguientes tendrá a Leonor, Pedro y Juana, y todos fallecerán a los pocos meses. (7) La muerte acababa con los niños de manera inexorable, y no porque sus padres fueran reyes, que tenían médicos y medios a su alcance, podía evitarse.
Notas
(1) Trenchs Òdena, Josep, Documents de cancelleria i del mestre racional sobre la cultura catalana medieval, docs. 1988, 2011, 2013, 2015, 2016. Institut s’Estudis Catalans, Barcelona, 2011.
(2) Torrent i Orri, R., El darrer comte d’Empúries sobirà, la Reina empordanesa i la llotja de Castelló, pp. 231 y 235, Annals de l’Institut d’Estudis Empordanesos, 1976, vol. 1. https://raco.cat/index.php/AnnalsEposdanesos/article/view/103805.
(3) http://cartujavalldecrist.es
(4) Roca, Josep M.ª, La Reyna empordanesa, pp. 139 a 142, Memorias de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, vol. 10, 1928. https://raco.cat/index.php/MemoriasRABL/
(5) Danvila y Collado, F., Biografía de la ilustre En Carroça de Vilaragut, p. 424, 1888. https://www.cervantesvirtual.com
(6) de Bofarull y Sans, F., La generación de Juan I de Aragón, pp. 307 y 308. Memoria leída en la Real Academia de Buenas Letras en la sesión celebrada el día 23 de marzo de 1896. https://raco.cat/index.php/MemoriasRABL/article/view/206019
(7) Ibidem, pp. 308 a 310.
La muerte de Joan I de Aragón, Torroella de Montgrí, mayo de 1396
El
rey Joan I murió igual que su homónimo de Castilla, pero en este
caso en una jornada de caza en las cercanías de Torroella de
Montgrí, cayó del caballo y falleció en mayo de 1396. En su
reinado florecieron la música y las artes. Tuvo gran interés por la
astrología, y los libros y la caza ocuparon gran parte de su tiempo.
No tenía la energía, la capacidad organizativa, ni las iniciativas
de su padre como monarca, y el despilfarro en los gastos llevó casi
a la bancarrota la tesorería de la casa real.
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El vestido de seda azul, (Jane Morris), óleo sobre lienzo, Dante Gabriel Rossetti, 1868, Kelmscott Manor, Sociedad de Anticuarios de Londres.
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Para su esposa fue muy doloroso, según la imagen que nos ha llegado estaba muy unida a él, compartían no sólo amor, sino aficiones, gustos y poder. En un primer momento no estaba dispuesta a perder este último y se inventó un embarazo y un posible futuro hijo. No sabemos cuánto ocupaba en su vida la ambición de riqueza, poder y mando, porque cuando en 1310 la corona de Aragón no tenga descendiente masculino directo, a la muerte de Martín I, ella volverá a aparecer tratando de que su nieto Luis, que será III como rey de Nápoles y duque de Anjou, sea reconocido como monarca por ser nieto de Joan I. Pero por diversas razones no tendrá éxito frente a Fernando de Trastámara.
En cuanto tuvo noticia de su muerte, María de Luna, que se encontraba en Barcelona, asumió el poder como lugarteniente de su esposo, que era el heredero y se encontraba en Sicilia, y, aunque Violante reclamaba el trono en nombre de un hipotético hijo, su intento quedará fallido meses después cuando se compruebe que no era verdad. María hará público el testamento del rey Joan que dejaba como heredero a su hermano Martín. La reina viuda debió de abandonar el palacio y trasladarse a sus casas en la ciudad de Barcelona. La relación entre las cuñadas ya no volvería a ser confiada y amistosa.
“La
ciudad (Barcelona) fue decisiva en el momento de la muerte de Juan I
para asegurar la sucesión a favor de su hermano, el infante Martín,
que estaba ausente en Sicilia, y para evitar las maniobras de la
reina viuda para imponer otras opciones.” (1) Así comenzaba la
andadura de María de Luna como reina, mientras volvía su esposo
desde Sicilia. Fue un tiempo difícil en el que tuvo que utilizar sus
mejores dotes, y se rodeó de consejeros fieles a Martín. Este
necesitaba dejar Sicilia en paz y con su hijo y María de Sicilia
bien asentados en aquel trono, lo que consiguió en 1397. Hacía 5
años que se había marchado y que María y él no se veían.
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Palacio fortificado de la Aljafería, s. XI, Zaragoza, que Pere IV rehabilitó como residencia. De Fernando - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, |
A su llegada a Zaragoza Martín I juró los fueros en la seo, y fue coronado el 13 de abril de 1399. El día antes salió del palacio de la Aljafería en un caballo blanco en una procesión fastuosa camino de la catedral, donde pasó la noche velando las armas. La reina María de Luna fue ungida y coronada por el rey, el día 23 de abril festividad de san Jorge. Ambos vestirían las hermosas y ricas ropas igual a las que habían portado otros reyes, camisas de algodón y lino finísimas, la dalmática blanca bordada en oro y forrada de seda carmesí, estola de las mismas características y cinturón blanco con bordados de oro y perlas.
Ella había ocupado el cargo de lugarteniente de su esposo desde 1396 hasta que regresó de Sicilia un año después. Más tarde, dado el clima de violencia y enfrentamientos entre los nobles de las casas de Centelles y Vilaragut de Valencia, en 1401, le encargó que asumiera de nuevo ese papel para la ciudad y acabara con la situación. María trabajó denodadamente para conseguirlo y obtuvo algunos resultados, pero no fue duradero.
Benedicto XIII y las reinas de la península ibérica
Un problema que preocupaba profundamente a María de Luna era la situación de los campesinos catalanes, los remensa o payeses de remensa, una institución feudal con “malos usos” y que ataba a aquellos a la tierra con unos lazos de servidumbre señorial desde mediados del siglo XI, que los nobles mantenían por los beneficios obtenidos.
En el siglo XIV los remensa llegaron a un nivel de pobreza
escandaloso por la epidemia de peste, de malas cosechas, de guerras
que los habían llevado a un extremo insostenible. María acudió al
papa Benedicto XIII, (los dos eran de la casa Luna) trató de que se
abordase la solución, pero se encontró con que los intereses
circunstanciales del papa, cada vez más aislado en la Iglesia,
estaban en otros temas, por lo que no se interesó por la cuestión y
no se resolvió. María de Luna le escribirá una y otra vez sin
obtener resultados.
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Benedicto XIII, escultura de Sergio Blanco Rivas, bronce, 2007, Peñíscola, Castellón. De Valdavia, Trabajo propio, CC BY-SA 3.0,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=9540934
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Durante el mandato de Benedicto XIII, las reinas de la península, excepto Philippa de Lancaster que, por su esposo Joâo I, obedecía al papa de Roma, se dirigen al pontífice de Aviñón para conseguir su apoyo. Tanto Beatriz de Portugal, como Catalina de Lancaster, como Leonor de Trastámara, siendo reina de Navarra, o Leonor de Alburquerque en la corona de Aragón, al igual que María de Luna, acuden a él, que en varias ocasiones les envía bulas concediéndoles lo que le habían solicitado.
A Catalina de Lancaster le dirigió varias por la fundación de los monasterios de Santa María la Real de Nieva y de San Pedro Mártir en Mayorga, pero también le había otorgado gracias como poder elegir confesor propio, que se pudiera celebrar misa en su presencia antes del amanecer o incluso en lugar que estuviera en entredicho.
Leonor
de Trastámara, reina de Navarra, que tenía por su dote, entre otros
lugares y villas, la de Madrigal le había pedido que diera: “(…)
indulgencias a los cristianos que, ayudando a su reparación, visiten
en ciertas festividades la iglesia parroquial de San Nicolás (…).”
(2) A lo que accedió en 1396. La siguiente bula que le otorga nos
lleva al recuerdo de su madre, la reina Juana Manuel, y a aquella
fundación de un Hospital para los peregrinos en Villafranca de
Montes de Oca, que hizo en el Camino de Santiago. En 1408 el papa
facultaba a la reina de Navarra para que pueda elegir director de la
fundación, por muerte de los anteriores nombrados por la reina
Juana.
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Fachada del convento de La Merced, s. ¿XIV?, Valladolid, dibujo de Ventura Pérez para la Historia de Valladolid, 1644, de Antolínez de Burgos, editada en 1887. Dominio público, |
Hacia 1404 la reina Beatriz de Portugal debía de estar posando en Valladolid, y en su conciencia rondaba una acción de su padre, el rey Fernando I de Portugal. Como ya vimos, el rey había trasladado sin permiso el sepulcro con los restos de su madre Constanza Manuel desde el monasterio de Santo Domingo de Santarem, al monasterio de San Francisco de la misma ciudad, donde él tenía proyectado enterrarse. Según Beatriz aquella acción se debió a un enfrentamiento del rey con un fraile dominico de Coímbra, y además, después había expulsado del reino a los dominicos. El papa le ofrecía un pacto de paz con el perdón de la Orden.
Más adelante en 1409, Beatriz en relación con su madre, que tal vez había fallecido en Valladolid, y cumpliendo su deseo de fundar un convento de la Merced, había solicitado al pontífice permiso para hacerlo. Benedicto XIII mandaba al obispo de Palencia le diera licencia para erigir ese monasterio de monjas bajo la advocación de Santa María de la Merced, y probablemente en Valladolid. Sobre ese cenobio, que ya debía de estar en marcha, en 1414 confirmaba las Constituciones emitidas por Antonio (Antonio Caxal) maestro general. Y se facultaba a su comendador para absolver a sus religiosas.
Leonor
de Alburquerque, antes de acceder su esposo a la corona de Aragón,
había obtenido varios beneficios, y siendo reina le había pedido
que el monasterio cisterciense de San Pedro de la Honor de Berlanga,
casi abandonado por los estragos de la peste, fuera asignado a la
Orden de San Jerónimo, a lo que el papa accedía en mayo de 1413.
Pero el obispo de Segovia, religioso muy relacionado con las casa
real para quien hizo numerosas embajadas, no llegó a darle ejecución
jurídica. (3)
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Escudo de María de Luna, condesa de Luna y reina de la Corona de Aragón, Monasterio de Poblet, Vimbodí i Poblet, Tarragona. De Tantarantana - realització pròpia / self-made, Dominio público, |
La nueva pareja real de la corona de Aragón, ambos muy piadosos, se ocupará de favorecer y apoyar a frailes franciscanos y dominicos y a monasterios; promoverá la copia, iluminación artística y creación de devocionarios y otros libros de oración y meditación siguiendo la nueva tradición de la devotio moderna. La cartuja de ValldeCrist se beneficiará de más donaciones y del inicio de construcción de otro claustro y de otra iglesia. En 1400 se acababan las obras de la capilla de San Martín, “(...) el rey Martín ordenó trasladar a la capilla de Valldecrist los restos de sus hijos fallecidos, Jaime, Juan y Margarita, así como los de los caballeros de su corte Lluís Cornell y Dalmau de Cervelló, lejanamente emparentados con el monarca, aunque todos estos enterramientos pasarían a la iglesia mayor años después.” (4)
El
fraile dominico valenciano
Antoni Canals, discípulo
de Vicente Ferrer, estuvo en la casa real durante un tiempo, y
dedicó a
María
de Luna
su Tratado
de confesión
y la traducción de De
arrha
animae
escrita por el místico Hugo de San Víctor. (5)
María
tenía relación con frailes
franciscanos
al igual que la casa real y el rey Martín.
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Folio de un texto de Antoni Canals, dominico traductor al catalán y capellán de Martín I de la Corona de Aragón, dedicó textos a las reinas María de Luna y Violante de Bar. |
De Francesc Eiximinis, que había seguido estudios teológicos en la universidad de Tolosa, gracias a la ayuda del rey Pere, recibirá consejos, apoyo no sólo en su vida espiritual sino también cuando abordaba problemas políticos con su esposo, y su implicación en la fundación del monasterio de Sancti Spíritu cerca de Murviedro, hoy Sagunto. El fraile era un religioso muy notable, autor de textos entre los que Scala Dei fue dedicado a la reina con estas palabras: “(…) Varias veces vuestra gran señoría, por edificación de vuestra vida espiritual, me ha estimulado que os compilase un breve volumen del cual se pudiera tomar luz y dirección para guardaros mejor de toda ofensa a Dios y se pudiera aprovechar en toda virtud y a agradar más a Dios.” (6)
En 1401 había empezado las gestiones para la construcción de un monasterio en el lugar de Tuliu, término de Murviedro, y desde Valencia el 21 de octubre de 1404 donaba “(…) a los franciscanos del Santo Espíritu del convento para ellos edificado en el valle de Tuliu con todas sus pertenencias y asignándoles una renta anual de cinco mil sueldos.” (7) La reina hará numerosas donaciones al cenobio y se ocupará de enviar lo necesario a Eiximenis para ropa de los frailes, vestiduras para oficiar, ornamentos, y le compra misales entre otros objetos esenciales, y cuestiones más terrenas como la adquisición de árboles frutales para el huerto.
La muerte de las reinas de la Corona de Aragón:
Sibila de Fortiá, Barcelona, 25 de noviembre de 1406
María de Luna, Vila-real, 28 de diciembre 1406
Violante de Bar, Barcelona, ¿3 de julio? 1431
Damas
que llegaron a ser reinas por diferentes caminos, Sibila, de
extracción social noble baja, por deseo del rey Pere; Violante, como
esposa del heredero de la corona; y María, por fallecimiento de Joan
I sin hijos varones. Las tres pertenecían al siglo XIV, un tiempo de
crisis que ve las transformaciones del final del medievo y percibe el
nacimiento de una nueva época. Aunque con sus muertes, entremos en
el siglo XV, ellas nacieron en el siglo anterior y protagonizaron el
ejemplo de entonces.
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Sepulcro de la reina Sibila de Fortiá, junto con otras reinas a la derecha, en la catedral de Barcelona. De Didier Descouens - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=69775941 |
Sibila de Fortiá había ascendido por su primer matrimonio desde una procedencia ampurdanesa sencilla y escasa de medios, constreñida sin recibir ninguna formación, al ambiente rico, lujoso y culto de la corte del rey Pere. Fallecido su esposo Artal de Foces, y después la reina Leonor, el rey la abordó por su juventud y belleza. Se vio inmersa en la familia real, con todo lo bueno y lo malo que eso significaba, y lo aprovechó. Era ambiciosa, se rodeó de familiares y amigos, e hizo que Pere los favoreciera. El paso de concubina a esposa y reina la enfrentó a sus hijastros.
Su huida de palacio con su hermano, su madre, y gente de su confianza, cargada de joyas, ropas y bienes, mientras Pere agonizaba, mostraba sus miedos. Sin embargo, al cabo del tiempo, sabemos que habitó en unas casas cercanas al Palacio Real, y tuvo las dotaciones y medios que le correspondían como reina. Al fallecer con cincuenta y seis años, aquel otoño de 1406, fue enterrada en el monasterio de San Francisco de Barcelona, al igual que se había hecho con otros integrantes de la familia real. En el siglo XIX, cuando se demolió el convento, sus restos, como los de los personajes de la realeza, fueron trasladados a la catedral de Barcelona, donde reposan a día de hoy.
María
de Luna, una de las grandes reinas de la corona de Aragón, en los
años finales de su vida se dedicaba, como siempre, a su labor de
pacificación entre los bandos de Valencia, a buscar la abolición de
los malos usos con los remensas, a sus devociones y lecturas
religiosas, a velar por el monasterio de Sancti Spíritu, y, sobre
todo, después de haber perdido tres hijos de muy pequeños, a cuidar
con esmero de sus nietos, Violante y Fadrique, hijos ilegítimos de
su hijo Martín rey de Sicilia.
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Hostal del rey, Villarreal, Castellón, antiguo edificio donde se alojó y falleció la reina María de Luna de camino a Valencia en 1406. De Felivet - Trabajo propio, Dominio público, |
Poco después de fallecer Sibila, ella viajaba hacia Valencia para reunirse con su esposo. Se detuvo en Vila-real porque se encontraba mal, y habitó en lo que entonces era el hostal real, iban con ella entre los oficiales, cargos de su casa, damas y doncellas, médico y religiosos, también el franciscano Francesc Eiximenis, que había sido su guía espiritual. Se puso muy enferma, y el fraile la acompañó junto a su confesor y sus damas en las últimas horas, porque falleció allí el 28 de diciembre. Desde el lugar, cinco días después en un cortejo fúnebre, los jurados de la villa vestidos de duelo acompañaron sus restos hasta Valencia. (8) La enterraron temporalmente en aquella ciudad, y después fue llevada al panteón real del monasterio de Poblet, donde también está inhumado su esposo Martín I.
Violante de Bar, era la más joven de las tres, pues había nacido en 1365. Venía de la corte del duque de Bar del norte de Francia, y había sido educada en un ambiente muy culto, refinado y lujoso, sabía varios idiomas, tenía grandes dotes literarias, que pueden comprobarse en su correspondencia, escribió gran cantidad de cartas privadas y oficiales dirigidas a su marido, al rey Pere, a la reina Sibila, a su familia de Bar, a importantes personajes de la corte francesa, a religiosos, oficiales, y a damas amigas, y ha dejado el mayor volumen de misivas de todas las reinas de la corona aragonesa, que se guardan en sus archivos. En todas ellas, sobre todo en las privadas, brilla su estilo literario rico y hermoso.
Era
una gran lectora y amante de la música, la poesía, la novela
caballeresca, el canto y el baile. Esas aficiones en las que
coincidía con su esposo y el gusto por la elegancia, la suntuosidad
y la exquisitez, les llevaron a un gran despilfarro de las arcas
reales, que no estaban bien gestionadas por sus funcionarios. Perdió
a todos sus hijos varones y algunas hijas, y sólo le sobrevivió
Violante. Ejerció como reina ocupada de sus hijos y de que la corte
mantuviera el brillo y la suntuosidad que deseaba. Fallecido Joan I y
asumido el poder por su cuñado Martín, se retiró de la vida
palaciega a sus casas de Barcelona. Se la verá aparecer para
defender los derechos a la corona de Aragón de su nieto Luis de
Anjou frente a Fernando de Trastámara y los otros pretendientes.
Fallecía en Barcelona en julio de 1431. Fue enterrada en el
monasterio de Poblet, en un hermoso sepulcro al lado del rey Joan I y
su primera esposa Matha de Armagnac, que aún puede verse en el
restaurado cenobio.
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Tumba de la reina Violante de Bar al lado de su esposo el rey Joan I de la Corona de Aragón, Monasterio de Poblet, Vimbodí i Poblet, Tarragona. De PMRMaeyaert - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, |
Notas
(1) Ferrer i Mallol, M.ª Teresa, Una època tranquil’la en el govern de Barcelona: El regnat de Martí l’humà, p. 168, Quaderns d’Història, 4 (2001).https://raco.cat/index.php/BCNQuadernsHistoria/article/view/105200
(2) Cuella Esteban, O., Bulario de Benedicto XIII, IV, (1394-1423) El papa Luna, promotor de la religiosidad hispana, doc. 70, Fuentes históricas aragonesas, 46, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2009. https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/28/88/_ebook.pdf
(3) Ibidem, docs. 11, 70, 164, 328, 408, 767 y 886, documentos referidos a las reinas citadas.
(4) Serra Desfilis, A. y Miquel Juan, M., La capilla de San Martín en la Cartuja de Valldecrist: construcción, devoción y magnificencia, p. 74, Ars Longa, 18, 2009. https://www.uv.es/dep230/revista/PDF629.pdf
(5) Planas Badenas, J., La paz de las plegarias: lecturas religiosas de la
reina María de Luna, p. 6, https://journals.openedition.org/e-spania
(6) Eiximenis, Francesc, Scala Dei, p. 8, Devocionari de la reina María de Luna, Edició modernitzada, transcripción y notas preliminar y final, Curt Wittlin, versión en catalán Elisabet Ràfols, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1985. (Traducción propia).
(7) Mancinelli, Chiara, Francesc Eiximenis y el convento de Santo Espíritu del Monte: la cuestión de un modelo económico, político y religioso, tomo II, doc. 17, tesis, UAB, 2014. https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/285460/cm1de2.pdf?sequence=1
(8) Pitarch Font, Antoni, Mort de la reina María de Luna a Vila-Real
(1406), https://ccsocials.blogspot.com/2008/12/mort-de-la-reina-maria-luna-vila-real.html
Philippa y Catalina de Lancaster, hermanas y reinas de tierras vecinas
Mientras Catalina de Lancaster había sido infanta de Castilla y princesa de Asturias, su medio hermana Philippa ya era reina de Portugal, casada con Joâo I. El cronista Fernâo Lopes, que escribe para la casa de Avís, lo hace con admiración del primer rey de la nueva rama de la dinastía, también ensalza la figura de Philippa con grandes virtudes. La joven había recibido una magnífica educación en Inglaterra, desde idiomas, hasta las labores femeninas, pero también religiosidad, y amor por la lectura, la música, la poesía, el canto y la danza. La corte de su padre era lujosa, artística y protectora de las bellas artes. Entre sus oficiales se encontraba Geofrey Chaucer, poeta, cuentista y escritor que les deleitaba leyéndoles sus textos.
Joâo
I se había casado con ella sin dispensa papal. “Será el Papa
Bonifacio IX con la bula
Divina disponente, de 27 de enero de 1391, quien
revalide el matrimonio, absuelva al monarca de haberse casado sin
licencia de la Santa Sede y le desligue de los votos de la Orden de
Avis.” (1)
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Catedral vieja de Coímbra, Portugal, fachada oeste, s. XII d. C. De Berthold Werner, CC BY-SA 3.0, |
Philippa empezó a ejercer como reina en seguida, aunque no sabía portugués, su esposo debió de ver rápidamente en ella la inteligencia, el equilibrio y la sensatez que la caracterizaban, por eso dejó en sus manos que marchara a Coímbra acompañada por el arzobispo de Braga y otros grandes señores e hidalgos: “(…) e alli mandou el-rey que estivessem com ella doutores e prelados, e a Casa dos Desembargadores (jueces) do reino, onde todos requeresem seu direito; (…).” (2) Era el 12 de mayo de 1387, “(…) en su presencia se llegó a un acuerdo entre prelados, procuradores de los cabildos, de las ciudades y villas y los del consejo del rey para que, desde el 1º de junio en adelante durante un año, y no más sin consentimiento del pueblo, se cobraran sisas generales sobre compras, ventas y cambios de todos los productos, para destinar lo recaudado a abastecimiento de guerra, sin que la reina ni los privilegiados pudieran excusarse de su pago.” (3)
Aparte de tener que desplazarse según las necesidades de gobierno, Philippa mantendrá su corte más habitualmente en los palacios de Lisboa y de Sintra. A su alrededor permanecían a su servicio algunas damas y caballeros ingleses, como el mayordomo mayor William Arnold, o el capellán Adam Davenport, pero la mayoría eran lusitanos, pronto se acostumbraría a su nueva tierra y a su idioma.
En
1388 tuvo su primera hija, a la que bautizaron como Blanca en honor a
su madre. La niña solo vivió unos meses. En 1390 tenía un hijo
varón al que llamaron Alfonso, era el primogénito y heredero de la
corona, y como tal empezó a ser educado. Por su nacimiento en
Santarem se hicieron muchas fiestas, porque era un motivo de gran
regocijo para la casa de Avís, que veía en él al sucesor del
trono. Al año siguiente Philippa paría un nuevo niño llamado
Duarte, en recuerdo de su abuelo el rey Edward III de Inglaterra y de
su tío Edward de Woodstock, el gran príncipe de Gales.
Philippa y Joâo serán padres de ocho hijos, de los que sobrevivirán en la edad adulta seis, porque Alfonso fallecerá a los diez años. Tras Duarte, nació Pedro en Lisboa en 1392; Enrique en Oporto en 1394; Isabel en Évora en 1397; Joâo en Santarem en 1400; Y Fernando también en Santarem en 1402. Duarte sucedió a su padre en la corona; Pedro fue regente durante la minoría de su sobrino Alfonso V, y un infante muy viajero, moriría en una guerra familiar; Enrique se convirtió en un gran navegante y descubridor, que apoyó avances en la náutica y la cartografía; mientras que Joâo y Fernando rigieron las Órdenes de Santiago y Avís respectivamente. En cuanto a Isabel se casó con el duque de Borgoña. Según los cronistas, los hijos de Philippa y Joâo I fueron muy cultos y respetuosos por influencia de su madre, la reina de origen inglés. (4)
Una pareja feliz que ya parecía tener afinidad desde el principio. Philippa traía aires nuevos y más modernos en las costumbres y en los gustos cultural y socialmente. Si la relación entre los reinos de Inglaterra y de Portugal tenía ya tradición, con ella la influencia aumentó. Como otras reinas de la época se ocupaba de los casamientos y de algunas relaciones internacionales con las que tenían contacto familiar o histórico.
Trató
de que Beatriz, hija ilegítima de Joâo tenida antes de casarse con
ella, realizara un buen matrimonio con su primo el conde de Arundel,
Thomas Fitzalan. Philippa escribía a su hermano el rey Henry IV,
contándole que su esposo, sus hijos y ella estaban bien de salud, y
le decía que por el caballero John Wittschire, embajador de su
primo, conocía que este aún le debía una cantidad para casarse
libremente (probablemente era del tiempo de su minoridad) y la reina
le proponía solucionarlo ella, dado que era quien había causado el
matrimonio. La boda se celebró cerca de Londres en noviembre de
1405.
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Sepulcro de los esposos Beatriz de Portugal, hija natural del rey Joâo I, y Thomas Fitzalan, 12º conde de Arundel, capilla Fitzalan, iglesia de san Nicolás, castillo de Arundel, West Sussex, Inglaterra. De The Land - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=50208231
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De igual modo mantuvo correspondencia con varios de sus familiares, a menudo para ayudar a resolver problemas que les afectaban y que ella quería contribuir a solucionar con su mediación. Es seguro que escribiría también a su padre John y a su madrastra Constanza mientras vivió, pues se llevaban bien y tenía muy buenos recuerdos de su relación con ella. Recibió noticias de su muerte en 1394, de la boda de su padre con Katherine Swinford en 1396, y del fallecimiento de aquel en 1399.
Había un objetivo que unía a las dos hermanas Lancaster, reinas de tierras vecinas, pero de habituales enfrentamientos desde antiguo. Ambas deseaban la paz para sus reinos y, con toda seguridad, trataron en su correspondencia de facilitar el acuerdo, que se hacía muy difícil por el encono y pretensiones de sus reyes y grandes nobles. La concordia tardará en llegar y se conseguirá en 1411.
Para recordar la victoria en Aljubarrota, el rey Joâo I había mandado fundar un pueblo llamado Batalla en el lugar donde ocurrió el combate con los castellanos, y construir allí un gran monasterio de Santa María de la Victoria en 1386, en agradecimiento a Dios por su ayuda. Es una obra extraordinaria de estilo gótico manuelino que se prolongó durante siglos, donde el rey tenía intención de enterrarse con su esposa. Es curioso comparar las reacciones de los dos reyes implicados en aquella batalla que ganaron los portugueses y perdieron los castellanos.
Juan
I lo interpretó como un castigo de Dios por sus pecados y los
pecados de su reino, y para expiarlos, nada más regresar en barco a
Sevilla se vistió de negro. A continuación reunía Cortes en
Valladolid, y en las Ordenaciones que hizo, mandaba que los prelados
hicieran procesiones, predicaciones y mandaran ayunos para seguirlos
en todo el reino. Utiliza palabras como lástima, mancilla, deshonra,
quebrantos y duelo. El monarca había recibido el peor castigo que un
rey podía recibir en aquellos tiempos. Mantendrá el luto varios
meses, no logrará ninguna victoria contra sus “enemigos”, y
llegará a un acuerdo con el duque de Lancaster, reconociendo con
ello, que ceñía una corona usurpada por su padre, y que Constanza
tenía derecho al trono castellano.
Una nueva oleada de epidemia de peste se había extendido por Portugal en 1415, Philippa se contagió y murió en julio, mientras su esposo y sus hijos preparaban la expedición de conquista a Ceuta, que ganarían poco después. Sus restos, junto con los de su marido, reposan en el monasterio de Santa María de la Victoria de Batalla, en un bello sepulcro de alabastro en el que el rey aparece tomando la mano derecha de la reina con su mano derecha mientras sujeta con la izquierda la espada y ella un libro con la suya izquierda, en una representación del cariño y respeto que les unía. Debió de ser feliz en Portugal ejerciendo como esposa, madre y reina, y dejó tras de sí una gran influencia cultural y espiritual de raíces inglesas.
Frente
a su hermana Philippa, la reina Catalina en Castilla, además de
ejercer como esposa, madre y reina, había sido regente junto a su
cuñado en la minoría de edad de Juan II, y tuvo que dirigir una
parte del reino y la política exterior. Pero sobre todo, había
tenido una tarea fundamental, aparte de curar las heridas de una
guerra civil, traer la paz y la legitimidad. Dada su procedencia
familiar como nieta de Pedro I, había tomado como suyo el objetivo
que su madre Constanza no pudo realizar. Rehabilitar a los
descendientes del rey castellano sacándolos del anonimato, que
volvieran a poseer patrimonio, usaran el apellido Castilla y ocuparan
los cargos que se merecían, en una palabra, restablecer un
equilibrio conculcado por Enrique II. Cuando Catalina falleció,
había cumplido con creces ese papel, ahora sus tíos y primos, los
Castilla, comenzaban a poder vivir con normalidad como descendientes
del rey Pedro I.
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Escudo de los Plantagenet de 1340 a 1405.
Este escudo incluye elementos que han sido tomados o adaptados de esta: CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10953093 | |
Ella tenía el orgullo de ser Plantagenet y Borgoña, y quería dejarlo claro, tomando decisiones que manifestaran que no era Trastámara, y lo prueba con la fundación de su capilla funeraria en la Capilla de los Reyes Nuevos de la catedral de Toledo. La influencia inglesa en la sede se aprecia en los últimos años de la reina, y por supuesto en su enterramiento. Se encuentra en el marco y no en el interior, y aparece su escudo, con los tres leones (hay autores que los identifican como leopardos) pasantes de los Plantagenet, las flores de lis del origen francés de los angevinos, y los castillos y leones de los Borgoña castellanos.
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Escudo de los Borgoña castellanos.
De Heralder - Menéndez-Pidal De Navascués, Faustino; El escudo; Menéndez Pidal y Navascués, Faustino; CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=14926754 |
Las
obras y traslado de los sepulcros reales del siglo XVI cambiaron su
disposición y lugar, pero el de Catalina, como el de otros reyes, es
el original, estaba exento y se encontraba ante el altar de Santiago,
y se habría realizado bajo su supervisión antes de 1415, fecha en
que funda la capilla funeraria. Tanto el de Catalina como el de su
esposo podrían haber sido realizados por un entallador llamado
maestro Luys o Loy, pero existen otras atribuciones. La
representación de la reina lleva el hábito de los dominicos, es
coronada por dos ángeles y sujeta un libro con su mano izquierda.
(5) Catalina de Lancaster, la dama que con su boda trajo la paz a
Castilla y cerró las heridas de la guerra civil, falleció en
Valladolid el 2 de junio de 1418 con cuarenta y seis años, y hoy
descansa en ese armonioso entorno de la catedral de Toledo.
Sepulcro de la reina Catalina de Lancaster, trasladado en el siglo XVI de su primera ubicación a la cabecera de la catedral, cambiando así el diseño primitivo de su capilla decidido por ella. Catedral Primada de Toledo. Autor: Borjaanimal Trabajo propio.
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Sepulcro_de_Catalina_de_Lanc%C3%A1ster.JPG |
Notas
(1) da Fonseca Benavides, F., Rainhas de Portugal: estudo historico com muitos documentos, vol. 1, p. 244, Lisboa, 1878. https://books.google.es/
(2) Lopes, Fernâo, Chronica de El-Rey D. Joâo I, tomo V, cap. XCIX, p. 132. Lisboa, 1897. https://purl.pt/416/4/.
(3) da Fonseca Benavides, F., Op. cit., pp. 244 y 245.
(4) Ibidem, pp. 249 a 252.
(5) Nogales Rincón, D., La representación religiosa de la monarquía castellano-leonesa: La Capilla Real (1252-1504), pp. 1588, 1590, 1591, 1619 y 1620, tesis, Universidad Complutense, 2010. https://eprints.ucm.es/id/eprint/9819/
Epílogo
Mucho antes que ellas, varias generaciones de mujeres habían recorrido su camino. Otras damas las habían precedido a lo largo de la centuria, formando una larga cadena de existencias, cumpliendo con un papel, a menudo discreto, mediatizado, exprimidas hasta el último aliento, aunque demostrando su valor, entereza, fuerza y dignidad. A veces habían conseguido mostrar totalmente sus personalidades, sus enormes cualidades, su carácter y la superación de todos los obstáculos que la realidad de la época les había impuesto de la mano de sus padres, sus esposos, sus hermanos y hasta sus hijos.
Aquí finaliza el recuerdo de las damas del siglo XIV, mujeres que vivieron durante esos cien años, que desenvolvieron sus vidas a través de un tiempo de cambio, azotado por guerras, epidemias de peste, clima de extremos, malas cosechas, hambre y sufrimiento de los más humildes, luchas por el poder entre los nobles y la monarquía. Un tiempo en que las mujeres tenían estrechos márgenes para ser ellas, en general dominadas y manipuladas por los hombres, la Iglesia (a su vez controlada por hombres) y las ideas de obediencia, honra y sumisión.
Sin embargo, la mayoría supieron desarrollar sus dones haciendo mejores los ambientes donde habitaban. Muchas de ellas quemaron sus vidas en muy pocos años tras numerosos embarazos y malos partos. Asistieron a la muerte de muchos de sus hijos, a veces tempranas viudas de hombres muertos en combates y guerras. Este ha sido el mosaico de sus caminos vitales, como estrellas fugaces de verano.
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