La
boda de Blanca de Anjou, princesa de Nápoles con Jaime II, rey de
Aragón
Monasterio
de Santa María de Vilabertrán, 29 octubre 1295
Blanca
iba con su padre Carlos II de Anjou, y se aposentaron en Perpiñán,
esperando que llegara el legado de Jaime II que vería a la novia, y
si daba su aprobación a la joven, firmaría los últimos documentos
de la paz acordada en Agnani y el del matrimonio de Jaime y Blanca. A
Berenguer de Sarrià, consejero y enviado del rey aragonés, le
pareció muy hermosa e inteligente, por lo que rubricó
inmediatamente los acuerdos y mandó un mensajero con la noticia al
monarca. Mientras tanto Carlos, con su hija, el séquito y Berenguer
y sus hombres se trasladaron al monasterio de Santa María de Cadins
cerca de Cabanes, donde se alojaron todos. Jaime II tenía rehenes de
la firma del Tratado de Agnani (entre sus reinos, el papa Bonifacio
VIII, Felipe IV de Francia y Carlos II de Anjou), y al saber el
beneplácito de Sarrià a la novia los envió a aquel monasterio a
reunirse con sus padres. Eran hijos de Carlos de Anjou, de Felipe de
Francia y de nobles que estaban allí. Blanca estalló de alegría al
volver a ver a sus hermanos.
Las
comitivas de Francia, Sicilia, Provenza y Aragón eran tan numerosas
que según R. Muntaner todo el entorno de Peralada, los monasterios
de Santa María de Cadins y de Vilabertrán, Cabanes y Figueras, toda
la comarca estaba llena de gente. Había gran júbilo y fiesta. Los
novios se regalaron joyas, y Jaime II ciñó en la cabeza a su esposa
una rica corona. Oyeron misa y se casaron en la iglesia del convento
de Vilabertrán el 29 de octubre. Desde el primer momento que la vio,
Jaime quedó impactado, la joven efectivamente era bella y muy
atractiva, tenía ojos grandes, óvalo y nariz perfectos, era baja,
pero tras su vestido se adivinaba un espléndido cuerpo. Jaime se
enamoró de ella perdidamente. Tras la boda se quedaron viviendo en
el monasterio hasta el 5 de noviembre y después partieron para
Gerona.
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Altar en el ábside de la iglesia del convento de Santa María de Vilabertrán, Alto Ampurdán, Gerona, s. XI-XII. En la iglesia se celebró el matrimonio entre Blanca de Anjou y Jaime II de la Corona de Aragón. De Josep Renalias Lohen11 - Trabajo propio, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3204953
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Blanca
de Anjou cumplió todas las expectativas y “(…) la apellidaron
santa reina, mi señora Blanca, de santa paz, pues santa paz y buena
ventura vino por ella a toda la tierra; (…)”. (1) La reina traía
consigo la paz tras años de guerra y que el papa hubiera levantado
la excomunión de Jaime II y el entredicho de sus tierras, esa
normalización religiosa fue muy celebrada por el pueblo.
De
los Anjou de Sicilia, era muy religiosa, preparada para ser reina, y
valiente. Acompañó a su marido en muchos de sus desplazamientos, a
cazar e incluso en las expediciones bélicas, y permanecía en
retaguardia. En ocasiones quedaba como lugarteniente del rey,
asumiendo su representación en algunas funciones. Fue un casamiento
por un acuerdo político, sin embargo resultó un matrimonio feliz.
Blanca tenía quince años y Jaime veintiocho. Al año de casarse
tuvieron a Jaime el primogénito destinado a ser rey, después
Alfons, a continuación María y al año siguiente Constanza. Luego
vinieron Blanca, Juan, Isabel, Pedro, Ramón y Violante.
Un
total de diez hijos que llegaron a adultos, aunque varios tuvieron
una salud muy frágil. Todos fueron utilizados por su padre para
acordar pactos y relaciones, algunas internacionales, que le
convinieran políticamente. Jaime II tenía mucho carácter, miraba
por encima de todo los intereses de la corona, fortalecer su poder y
afianzar su expansión por el Mediterráneo y los negocios de los
mercaderes aragoneses y catalanes.
Aragón
y Castilla hacia 1300
María,
Constanza, Blanca, Isabel y Violante, infantas de Aragón
Leonor,
infanta de Castilla
El
matrimonio de la infanta Constanza con el gran noble Juan Manuel en
1303, cuando ella tenía tres años, lo acordó el rey Jaime, porque
le interesaba esa relación directa en Castilla y mantener la
influencia que llevaba ejerciendo desde la minoría de edad de
Fernando IV, y luego durante su reinado. Y al prometido le convenía
el apoyo del aragonés frente a la corona castellana. Por otra parte,
sus tierras lindaban con las de Jaime, y los dos estaban a punto de
llegar a un acuerdo sobre Murcia. Tenían intereses comunes por el
peligro de la cercana frontera con el reino de Granada. Juan Manuel
era un hijo del infante Manuel y
de Beatriz de Saboya, por
eso pertenecía a
la casa real, ya que su padre era el hermano
menor de Alfonso X y, por lo tanto, los
dos eran hijos de
Fernando III. Esas
raíces familiares
era una de las más nobles
de Castilla en aquellos
días, y
no sólo se sentía orgulloso de ello, sino que presumía
y hacía ostentación de su cuna.
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Castillo de Villena, s. XII, propiedad de Juan Manuel, y donde estuvo recluida su prometida, la infanta Constanza de Aragón, desde 1306 hasta su matrimonio en 1312. De Ribera - Trabajo propio, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4117997
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En
1306 el contrato de matrimonio se hizo firme, con una buena dote de
la custodia y rentas de Elche, Santa Pola, Monóvar, otras villas, y
rehenes de fortalezas, y la infanta fue llevada al castillo de
Villena, señorío del novio, para esperar que tuviera la edad núbil.
Juan Manuel recogió a Constanza en el palacio del Real de Valencia,
donde se encontraba con sus padres y la trasladó a la fortaleza. Los
fríos y hielos de aquellas tierras no favorecieron la delicada salud
de la niña de seis años.
Venía
de la verde Valencia, de clima templado y suave, arrancada de su
entorno familiar por el acuerdo de matrimonio con un hombre dieciocho
años mayor que ella, para estar encerrada en aquel recinto con la
compañía de Saurina de Beziers. La dama, junto con otras doncellas,
la crio y educó hasta poder realizar la boda y consumar el
matrimonio cuando cumpliera doce años.
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Jardines del Real, cascada, Valencia. Antiguos jardines del palacio de los reyes de la Corona de Aragón. De Joanbanjo - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=34108400
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En
los días de buen tiempo, desde lo alto de la torre del homenaje del
castillo de la Atalaya, podía observar las ondulaciones azules de la
sierra de San Cristóbal, el pueblo de Villena empequeñecido visto
desde la altura, los rebaños de ovejas y cabras con sus pastores o
las recuas de arrieros y comerciantes que pasaban como diminutas
figuras, y esta era su mayor distracción en aquella clausura.
Juan
Manuel había fortalecido y mejorado las defensas de las murallas,
por el peligro que representaba
estar muy cercana la frontera con los musulmanes. Por su
parte, Jaime había dispuesto refuerzos en la villa, que era de su
soberanía, aunque con señorío del noble. Le preocupaban las
posibles razias de los granadinos, por lo que mandó enviar diez
ballesteros y que se les abasteciera suficientemente, también ordenó
al baile de Valencia (oficial al servicio del rey en la corona de
Aragón) que inspeccionase su estado para solucionar los problemas
que presentara, así como si estaba bien dotada de víveres. El baile
encontró que no había número suficiente de hombres para su
defensa, y que no tenía bastantes provisiones. Jaime se ocupó de
varias reparaciones, de la construcción de un aljibe y de que les
llegaran los abastecimientos necesarios. (2)
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Vista de Villena y parte de la Sierra de San Cristóbal, con el castillo en el primer cerro, grabado de Juan Fernando Palomino, 1868, en el volumen del Reyno de Murcia del Atlante español de Bernardo Espinalt y García, publicado en 1778, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8057813
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La
reina Blanca, especialmente sensible a la situación de su hija,
insistía a su esposo para que la seguridad y las dotaciones fueran
abundantes, tenía mucho miedo de los ataques granadinos, que ya
habían llegado a la zona poco antes, en 1304. Además, en aquel
clima dañino para su hija, le preocupaba su salud, por lo que le
enviaron al médico, maestre Guillém de Barberá, para que se
ocupase de ella.
Meses
después de la marcha de Constanza al castillo de Villena, Blanca de
Anjou y Jaime II estuvieron viviendo unos días con la niña. Se
trasladaron allí desde la cercana Onteniente y pasaron del 23 hasta
el 29 de enero de 1307, así hablaron con Saurina de Beziers, y
pudieron comprobar personalmente las condiciones en que vivía, el
frío y humedad de ciertas zonas, la provisión de víveres y leña,
la presencia del alcaide y hombres de armas, así como otros
oficiales de mantenimiento y servicio. (3)
El
sábado 16 de marzo de 1308 desde Valencia, el rey Jaime escribe a la
comunidad de Elche para que colabore en el avituallamiento del
castillo de Villena, porque como dirá a su yerno al día siguiente,
él y su esposa van a estar allí unos días, camino de su próxima
entrevista con el rey de Nápoles, Carlos II de Anjou. Sin embargo ni
la entrevista con su suegro, ni la visita a Constanza debieron de
producirse, porque en el itinerario de Jaime II desde esa fecha hasta
finales de junio, sigue parando en Valencia y firmando documentos en
esta ciudad. Posteriormente tampoco se registra su presencia en ese
año. (4)
Blanca
de Anjou se puso de parto, fue largo, muy doloroso y probablemente
mal atendido, tuvo mucho sufrimiento durante varios días y falleció
en la tarde del 13 de septiembre de 1310. Ese suceso impactó en la
vida de la infanta. Su querida madre había muerto con treinta años,
después del décimo parto de la pequeña Violante. Con el paso del
tiempo, la reina había temido cada vez más el peligro de parir, por
eso, antes de que naciera el noveno, Ramón Berenguer, había dictado
testamento el 18 de agosto en 1308 en Valencia.
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Detalle del sepulcro de la reina Blanca de Anjou, s. XIV, en la iglesia del Monasterio de Santa María de Santes Creus, s. XII, en Aiguamurcia, Tarragona. https://www.monestirs.cat/monst/alcamp/cac01creu.htm
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La
enterraron en el monasterio de Santes Creus, llevaba sus joyas de oro
y coral rojo, (5) que en Nápoles donde se había criado era muy
abundante, y los orfebres judíos realizaban todo tipo de adornos.
(6) Probablemente se las habían enviado su padre o su hermano, pues
mantuvo una relación muy estrecha con toda la familia que quedó
allí. Serían un regalo muy especial, porque en Nápoles y Sicilia
existía la creencia de que el coral protegía a las mujeres
y a los niños.
Jaime
II, a quien produjo gran tristeza su muerte, escribía desde
Barcelona al ama Saurina,
comunicándoselo para que
Constanza vistiera el luto que correspondía. El rey tenía
información regular de cómo se encontraba directamente por su ama,
que le contaba todo lo que pasaba, y, puntualmente, él le enviaba
emisarios para comprobar la
situación. En diciembre anuncia a la infanta que pasadas las fiestas
pasará a verla, la noticia fue una gran alegría para la niña. (7)
Pero no irá, pues no se registra su estancia en Villena.
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Banquete de bodas presidido por los archiduques, gobernadores de Países Bajos, óleo sobre lienzo, 1612-1613, Jan Brueghel el Viejo, Museo Nacional del Prado.
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Poco
antes del día de Navidad de 1311 llegó a Calatayud un numeroso
grupo de oficiales de la casa del rey Jaime II: se trataba del
mayordomo seguido del comprador, panadero, botellero, cocineros y
pinches, que prepararían los banquetes, y además venían los
aposentadores, encargados de las habitaciones que iban a utilizar los
reyes y sus invitados para una doble boda: el matrimonio de María,
hermana mayor de Constanza, y los esponsales por palabras de futuro
del primogénito Jaime.
Había que tener listas las casas donde se
alojarían ellos y la familia de los reyes de Castilla, las
provisiones para la fiesta, y la iglesia de Santa María con los
estrados y doseles para los monarcas, y adornada de tapices y
guirnaldas. La ciudad hervía de actividad con los preparativos para
la venida de su soberano y la futura llegada de los monarcas vecinos:
unos traían carros con cargas de leña para las chimeneas y mantener
calientes las casas de los invitados, y para asar los numerosos
manjares que se cocinarían; otros preparaban ciervos, jabalíes y
liebres, o desplumaban gansos y capones para las comidas; las mujeres
limpiaban y adecentaban todos los lugares; y algunos, dirigidos por
el deán de Santa María, embellecían la iglesia mayor.
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Iglesia colegiata de Santa María de Calatayud, Zaragoza. En la primitiva, s. XII-XIII románica, se casaron las infantas María de Aragón con el infante Pedro de Castilla, y Leonor de Castilla con el infante Jaime de Aragón en diciembre de 1311. La actual es del s. XVII-XVIII. Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=984168
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El
rey Jaime vino acompañado de algunos de sus hijos, además de María
y Jaime; de los grandes nobles y obispos; y, entre otros, de los
juglares, mimos y malabaristas que amenizarían las comidas y los
ministriles para las ceremonias.
Para
la boda, María llevaba una hopalanda verde de terciopelo recamada en
oro y forrada de armiño. Por el pequeño escote y en las mangas
asomaba una camisa con bordados. En la cabeza le habían peinado el
cabello en una hermosa trenza recogida por una cofia blanca adornada
de perlas. Pedro apareció con unas calzas negras y una jaqueta larga
de color carmesí de la que asomaban las mangas de un jubón verde, y
por encima, dado el frío reinante, un manto grueso color oscuro
forrado de martas cibelinas. (8)
En
seguida se presentaron los reyes de Castilla, Fernando IV y Constanza
de Portugal, que traían a su hija Leonor de cuatro años, para
realizar los esponsales con Jaime e irse a vivir y criarse con la
familia real aragonesa hasta que cumpliera los doce años y tuvieran
la ceremonia definitiva. Les acompañaba el hermano del rey, el
infante Pedro, que iba a unirse en matrimonio con la infanta María,
y el infante Juan de Castilla, acompañados de un séquito de
obispos, ricoshombres, y notables.
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El duque de Berry, a la derecha vestido de azul y con bonete de piel, invita a sus vasallos y familiares a acercarse ante él, Très riches heures du duc de Berry, fol 1v. enero, iluminación temple sobre vitela, 1412-1416, hermanos Limbourg, Museo Condé, Chantilly, Francia. De Hermanos Limbourg - R-G Ojéda/RMN, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=108560
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El
rey Fernando acababa de cumplir veintiséis años, y había madurado
con la edad, tras haber vivido durante su minoría unos años de
caos, agitación y desorden en sus tierras. Había sido un
adolescente crédulo, ingenuo y manipulable. Cuando murió su padre,
Sancho IV, surgieron fuertes tensiones en la sucesión del reino, por
cómo este se había hecho con el trono, y afloraron las grandes
ambiciones y deseos frente al rey menor
y a María de Molina, la reina viuda.
Fueron unos años muy duros y
violentos para Castilla, asolada por la reclamación de la corona del
infante Alfonso de la Cerda, (primogénito del heredero fallecido en
1275) apoyado, precisamente, por el rey Jaime II y Dionís I de
Portugal; los levantamientos y alborotos, cuando no guerra abierta,
de los infantes Juan y Enrique de Castilla (hijo y hermano de Alfonso
X), seguidos de Juan Manuel y de los ricoshombres. Al mismo tiempo el
emir de Granada, dada la debilidad de Castilla, también se dedicó a
atacar la frontera. Ahora la situación
había mejorado, Fernando IV había desarrollado
perspicacia y encontrado
equilibrio personal, y comenzaba a gobernar con acierto. Estos
matrimonios pretendían asegurar la paz y colaboración entre los dos
reinos. Tenía otros proyectos en mente, como las nuevas campañas
para la conquista de territorios en Andalucía.
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Pepión, moneda de vellón acuñada en Toledo en el reinado de Fernando IV. De Numismática Pliego - Numismática Pliego, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=31595878
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Su
esposa Constanza, era hija de los reyes Dionís I de Portugal e
Isabel de Aragón, tenía veintiún años y se había criado en la
corte castellana desde los cinco. Había ido allí con su aya Vataza
de Láscaris, (9) hija de una princesa griega. Era una dama muy culta
y dotada para las relaciones diplomáticas, y que desempeñó un
papel fundamental al lado de la joven reina. En un ambiente de
continuas intrigas, disputas y luchas por el poder en la corte
castellana, con la sombra omnipresente de la dominante reina madre
María de Molina, que tenía mucho carácter y experiencia, y la
influencia de su propio padre Dionís y de su tío Jaime, Constanza
de Portugal tuvo grandes dificultades para ejercer de reina de
Castilla.
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Retrato de una princesa de la casa de Este, temple sobre tabla, 1435-1449, Antonio di Pucio Pisano, Pisanello, Museo del Louvre, París. - The Yorck Project (2002) 10.000 Meisterwerke der Malerei (DVD-ROM), distributed by DIRECTMEDIA Publishing GmbH. ISBN: 3936122202., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=156422
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Aquel
diciembre de 1311 comenzó una etapa de agradables acontecimientos
para la infanta Constanza de Aragón. El día de Navidad, su hermana
mayor, la infanta María, se casó con el infante Pedro, hermano del
rey Fernando IV, por lo que se iría a vivir en tierras castellanas,
allí tendría una aliada en la reina Constanza, que era su prima. Y
su hermano mayor, el infante Jaime de Aragón, se desposó con la
infanta Leonor, hija del rey de Castilla. Casi toda la familia, menos
los hermanos más pequeños, se reunió en Calatayud. En la ciudad,
la temperatura era gélida por aquellos días, se abrigaban con
grandes gabanes o mantos forrados de marta o armiño.
Fue una
celebración muy solemne en la iglesia de Santa María la Mayor. Y
magníficas comidas con vinos de la zona, amenizadas por la música,
el canto de los juglares, las piruetas y las bromas de los bufones,
los moros músicos, los enanos y los malabaristas. Después, la
infanta María marchó a Castilla con su esposo, mientras que la
pequeña Leonor, de cuatro años, se quedó en Aragón para criarse
allí con la familia real, hasta que pudiera casarse. Era la primera
vez que los destinos de las dos infantas se cruzaban, y no sería la
última, parecía que un extraño hilo moviera sus caminos. Cada una
iba al reino vecino y todo será nuevo para ellas, la corte, las
costumbres, el clima, el idioma.
Los
reyes Fernando y Jaime, reunidos en una gran sala, al lado del fuego
de la chimenea y rodeados de sus consejeros, charlaron de caza, de
cetrería que a los dos gustaba mucho, de ardores de lucha y
victoria, y acordaron “ir a hacer guerra a los moros” cada uno
desde su reino, el castellano por la frontera de Jaén, y Jaime desde
Murcia hacia Almería.
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Cetrería: un azor en la mano de un halconero, dibujo. De Edited by Aubyn Trevor-Battye - Lord Lilford on Birds, 1903. Hutchinson & Co., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2017913
|
Notas
(1)
Muntaner, Ramón, Crónica,
p. 347, https://books.google.es
(2)
Cabezuelo Pliego, J. V., Don Juan Manuel y la corona de Aragón,
Revista Mirabilia, 2017/1.
(3)
del Estal, Juan Manuel, Itinerario
de don Jaime II de Aragón, (1291 a 1327) pp.
328 y 329,
Fuentes históricas
aragonesas, 47,
Zaragoza, 2009.
(4)
Ibidem, p 350.
(5)
Mingorance, R., La
momia de Blanca de Anjou, Quo,
15 noviembre, 2011.
(6)
Benmergui, A., La
historia del coral y de los judíos sicilianos,
Itongadol,
2016.
(7)
Giménez Soler, A., Don
Juan Manuel, biografía y estudio crítico,
doc. CCXIV, Zaragoza,
1932.
(8)
Proyecto
Parnaseo, Aula
Medieval, Indumentaria
medieval,
Universitat de Valencia. (Hemos
utilizado su información para imaginar posible vestimenta
de
los
personajes en
algunas ceremonias). https://parnaseo.uv.es/AulaMedieval/aM_es/indumentaria/index.htm
(9)
Masià
y de Ros, A.
La emperatriz de Nicea, Constanza, y las princesas, Láscara
y Vataza, pp.
146 y 147.
Boletín
de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona,
vol. 20, 1947.
https://raco.cat/index.php/BoletinRABL/article/view/199068
La
dispersión de las infantas de Aragón
Hasta
que fue llevada a Villena, Constanza se había criado en el palacio
del Real de Valencia, educada por Constanza de Nicea, viuda de
Vatazio emperador de Bizancio, y con Saurina de Beziers, que ya no se
separaría nunca de ella. También estaban sus hermanos mayores,
Jaime y Alfons, preparados por sus ayos; y cuidadas por algunas
damas, sus hermanas María, y Blanca, aunque esta ingresó muy pronto
en el monasterio de Sigena. Los más mayores habían empezado a
recibir formación religiosa instruidos por clérigos de la familia
real. También estaban los pequeños Juan, Isabel y Pedro. Después,
cuando la infanta ya no estaba en palacio, nacieron Ramón Berenguer
y Violante. Esta e Isabel estuvieron bajo la custodia y enseñanza de
Violante de Grecia, princesa hija de Eudoxia (llamada Irene en
Aragón) Láscaris que había venido con sus hijas acompañando a la
emperatriz Constanza de Nicea, y había sido casada aquí con Pedro
de Ayerbe, mayordomo mayor de Aragón, de la casa real por línea
ilegítima y alto cargo del rey Jaime. La pareja de nobles asistió a
las bodas de Jaime y María, y después cuando regresaron, venía la
infanta Leonor de Castilla, que quedará al cuidado y educación de
la dama. (1)
Pero
este tiempo feliz de las hermanas juntas, y a menudo con la presencia
materna, se acabó en el momento
en que Constanza tuvo que
partir para Villena. Blanca
ya había sido llevada al Real monasterio
de Sigena para dedicarla a religiosa. En
1305 estaba integrada en el cenobio, pues la priora,
bajo cuya custodia permanecería, además de con algunas
damas de su servicio
que la acompañaron,
escribe en octubre a la reina Blanca diciéndole que su hija
se encuentra sana y aprende muy bien. (2)
Los reyes iban a visitarla cuando los asuntos de Jaime se lo
permitían, como el
viernes 19 de mayo de 1307 que pasaron con ella hasta el lunes 22.
(3) Aunque a veces era la priora la que viajaba con Blanca
hasta Zaragoza, muy cerca de Sigena, cuando los monarcas estaban en
el palacio de la Aljafería. Con la entrada de los fríos otoñales
estuvo enferma aquel año, lo que la superiora comunicaba
inmediatamente al rey, y un tiempo después le escribía que ya
estaba curada.
Como
fundación real, el monasterio de Sigena siempre había estado bajo
el patrocinio de los soberanos. Hubo un tiempo en que era archivo de
los documentos de la casa real. En sus castillos y en el lugar de la
Torre de Piedra cerca de Huesca, que con sus términos y pastos
pertenecían al convento, ondeaban los pendones reales por licencia
del rey, para que todos los que los vieran fueran conscientes de esa
protección.
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Real Monasterio de Santa María de Sigena, s. XII, Villanueva de Sigena, Monegros, Huesca, donde ingresó la infanta Blanca de Aragón siendo muy niña. De Trabajo propio - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=12561912
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La
reina Blanca había observado con preocupación el estado en que se
encontraban los dormitorios de la monjas y tomó medidas para
solucionarlo, decidió dedicar parte de sus ingresos a su reforma y
mejorarlos. A principios de agosto 1307, le concedió 5000 sueldos
barceloneses para la construcción y obras del dormitorio, así que
dio orden a un oficial de la casa real para que enviase esa cantidad
a la priora del monasterio. Pero la marcha de los asuntos era muy
lenta, porque en su correspondencia se ve cómo tiene que insistir
una y otra vez en 1308 y 1309 para que se obtengan esos ingresos y se
haga lo que ella desea. Incluso intervendrá el rey Jaime para que se
paguen esas cantidades y pueda llevarse a efecto. (4)
El
Real Monasterio de Sigena había sido fundado en Los Monegros, en el
siglo XII por Sancha de Castilla, esposa del rey Alfonso II de
Aragón, en el lugar de Sixena de la leyenda de la aparición de la
Virgen del Coro, una imagen románica de María sedente con el niño
Jesús en brazos, que desapareció en la invasión y el enorme
incendio de la Guerra Civil. Fue un monasterio-panteón y archivo
real de gran tamaño, con magníficas pinturas, muebles, tapices,
artesonados, protegido por la Corona de Aragón y con periodos de
gran esplendor. Uno de ellos fue el del priorato de la infanta
Blanca, que mandó construir el palacio prioral, cuyo vestíbulo daba
a la galería sur del claustro, con una gran sala del trono para
ciertas recepciones. Tenía pinturas muy atractivas de influencia
normanda y bizantina, (5) probablemente realizadas por un pintor de
Sicilia, donde gobernaba la casa aragonesa y que habría mandado
traer la infanta.
Los
gastos que ocasionaron aquella magnificencia influyeron negativamente
en la economía del monasterio, y fueron controvertidos. Pero Blanca
era una infanta muy consciente de su procedencia, hija de un gran
monarca, el rey Jaime II, que la había enviado desde muy niña y que
había hecho votos con ocho años, es decir separada de su familia y
criada en el monasterio. ¿Por qué no iba a mostrarlo en su entorno
durante su mandato? Su padre había decidido “consagrarla a Dios”,
y eso tendría unas consecuencias. Entre los objetos utilizados por
ella y de su propiedad, quedan un sillón prioral con una bella
policromía al temple y un códice con la regla de san Agustín, y
que fue de su uso. (6)
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Silla prioral de la infanta Blanca de Aragón, s. XIV, https://dara.aragon.es/dara/sijena/blanca-de-aragon-y-anjou-1292-1321/
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Notas
(1)
Claramunt Rodríguez, S., Violante de Aragón, RAH, DB-e.
(2)
Sáinz de la Maza Lasoli, R., El Monasterio de Sijena Catálogo
de los documentos del Archivo de la Corona de Aragón, (1208-1348)
I, doc. 221, CSIC, Institución Milá i Fontanals, 1994.
(3)
Ibidem, doc. 232, visita de los reyes a Blanca. Y del Estal, Juan
Manuel, Itinerario
de don Jaime II de Aragón, (1291 a 1327) pp.
334 y 335, Fuentes
históricas aragonesas,
47, Zaragoza, 2009.
(4)
Sáinz de la Maza Lasoli,
R., Op. cit. docs. 239,
285 y 287.
(5)
Del
Arco y Garay, Ricardo et alter., Fotografías del Monasterio de
Sigena,
https://dara.aragon.es
(6)
El códice de doña Blanca se quedará en Aragón, Diario del Alto
Aragón de 19/06/2019.
Isabel
de Aragón, duquesa de Austria
Cuando
Isabel tenía diez años se iniciaron las negociaciones para casarla
con Federico de Habsburgo, duque de Austria, y más tarde III Rey de
Romanos, que le llevaba más de doce años. Como Blanca al monasterio
de Sigena o Constanza al castillo de Villena, y María a Castilla,
Isabel tendrá que marchar del hogar familiar, en su caso a un reino
con un idioma muy diferente, una corte con otras costumbres, en un
clima muy frío, donde su ya frágil salud se verá afectada. Las
conversaciones de embajadores y correspondencia del acuerdo de
matrimonio se dilataron en el tiempo, porque Jaime II quería que los
hermanos de Federico renunciaran a sus derechos sobre el ducado. La
dote fue fijada en 15000 marcos de plata, y entre otros muchos
aspectos, los diplomáticos controlaban los vestidos que llevaría la
infanta y hubo que confeccionarle algunos nuevos. Jaime II se ocupa
también de cuestiones como el bordón con mango de marfil que
llevará en el viaje su hija, y adornos y regalos de espadas y
puñales para el desposado. (1)
Su
hermana Blanca y la priora del monasterio de Sigena la acompañaron
desde Valencia hasta Barcelona, donde se efectuaría la boda por
procuración el 8 de octubre de 1313. El séquito con el obispo de
Gerona, nobles y servicio de la infanta será muy completo y con
personas de gran confianza, para garantizar su seguridad y bienestar
en el camino. Isabel, llevaba también un gran ajuar con hermosos
briales, hopalandas, mantos, gonelas, capas y basquiñas, entre otros
vestidos, además de joyas familiares, tapices, alfombras,
colgaduras, ropa de cama, y completa vajilla de plata.
El
trayecto hacia El Tirol, donde debería reunirse con su marido, fue
largo y en meses de mucho frío y nieves. Aparte de visitar al rey de
Mallorca en Perpiñán, se detuvo en Carpentras en el condado
Vennaisin para visitar al papa Clemente V, que se encontraba en
Monteux a sólo 4 km, porque no quería habitar en Aviñón, y
empezaba a estar enfermo. Carpentras era una ciudad obispal de la
Provenza que le sirvió de descanso (2) antes de continuar al norte,
a Vienne para ver al delfín, y seguir a Grenoble adentrándose en
zonas muy montañosas. Catalina y Leopoldo, hermanos de Federico,
salieron a recibirla cerca de Saboya, y llegó a Viena a finales de
mayo de 1314. Pero el duque, que aspiraba a ser elegido emperador,
tuvo una gran actividad en esas fechas, así que la boda religiosa se
retrasó, porque al mismo tiempo su primo, Luis de Baviera, le
disputó la corona imperial y se produjo un enfrentamiento entre
ellos. El matrimonio se llevó a cabo en abril de 1315 en el
imponente castillo de Ravensburg, próspera localidad cercana al lago
Constanza.
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Catedral de Santa María de Basilea, actualmente gótica reconstruida en el s. XV. Isabel fue coronada como Reina de Romanos en la anterior, románica, en 1316. De Wladyslaw Sojka - Trabajo propio, FAL, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=33547916
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Después,
ya en 1316 cuando Isabel estaba embarazada, fue coronada con gran
solemnidad como Reina de Romanos en Pentecostés por el arzobispo de
Colonia, en la catedral románica de Basilea a orillas del Rin. En
junio en Schaffhausen (ciudad-estado dominada entonces por los
Habsburgo, hoy al norte de Suiza) nació su primer hijo, bautizado
Federico, que falleció al poco tiempo. Más tarde nacieron dos
niñas, Isabel en 1317, y Ana probablemente en 1318.
En
el siglo XVI el archiduque Fernando II de Austria encargó al pintor
y grabador de la corte Anton Boys o Baijs de origen flamenco, la
realización de retratos históricos de sus antepasados, algunos
basados en pinturas más antiguas. El autor reproduce rostros macizos
en los soberanos, varios parecen inspiradores de los personajes de
Fernando Botero, sin embargo el retrato de Isabel es delicado y
muestra una joven y resplandeciente duquesa de Austria. Luce un
tocado negro rodeado de perlas rematado por una gran corona con
perlas, esmeraldas y rubíes. Puede verse un poco del brial ocre
terroso que viste y dos hermosas cadenas de oro, una de ellas lleva
un colgante con un cabujón de esmeralda adornado de perlas. Anton
Boys también realizará los retratos de sus hijas Isabel y Ana, con
parecidas características.
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Isabel, infanta de Aragón, duquesa de Austria, reina de Alemania y Reina de Romanos por su matrimonio con Federico I de Austria. Óleo de Anton Boys, s. XVI, Museo de Historia del Arte, Viena, Austria.
http://www.kulturpool.at/plugins/kulturpool/showitem.action?itemId=17179958206&kupoContext=default, Dominio público,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=41454086
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Su
vida se hizo muy difícil porque su esposo continuaba en guerra con
Luis de Baviera por el trono del Imperio, tuvo que empeñar sus
joyas, y para eliminar gastos, prescindir de los caballeros y damas
que habían venido con ella desde Barcelona, y de los que sólo
permanecieron Bonanat de Cardona, como escribano, y Blanca de
Calders, su dama de compañía principal. Con tristeza, Isabel se
quejaba a su padre del gran trabajo que tenía la dueña y que ella
no podía recompensarla como debía, por eso le solicitaba que ayude
a sus hijos que permanecían en Cataluña, e incluso que los enviara
a su lado. (3)
La
dama Blanca de Calders también escribía al rey Jaime II quejándose
de tener que quedarse en Alemania por orden real, le dice que no
tienen confesor con quien puedan hablar en su propio idioma, pues
también lo han despedido. En su carta se aprecia su malestar por la
dificultad del alemán y la férrea disciplina en las escasas
retribuciones. Y le pide que haga venir a sus hijos.
Federico
perdió la guerra y fue encarcelado por
su primo Luis en
el castillo de Tausnitz en Baviera.
Si Isabel
ya se sentía sola
sin sus servidores
catalanes, la ausencia de su
esposo debió de provocar en ella un
gran impacto. Estaba
muy dedicada a supervisar la educación de sus hijas, a transmitirles
su profunda religiosidad y a que mantuvieran la herencia cultural de
sus raíces de la Corona de Aragón.
Su esposo
volvió
en 1325, pero ya sin poder
ejercer como rey. Según S.
Claramunt: “Algún cronista de la época afirma que Federico a su
regreso a palacio se alejó afectivamente de su esposa, abandonándose
a una vida poco edificante, (…).” (4)
Tras
la marcha de sus servidores venidos de Aragón y Cataluña, Isabel
estuvo rodeada de damas y oficiales austriacos y debió de aprender
algo de alemán, aparte de seguir contando con una rentas para llevar
a cabo su papel de duquesa. En 1320, por ejemplo, mandó construir
una capilla dedicada a Santa Catalina (5) en la primera planta de la
torre del homenaje del castillo de Gutenstein, a donde la corte se
desplazaba a menudo. Le gustaba vivir en aquella localidad con
hermosos bosques de coníferas en medio de los Alpes al sur de Viena.
Hacia 1326, cuando comenzó a perder la vista, disfrutaba, sin
embargo, al sentir los espléndidos aromas de los árboles en el
inicio del verano y escuchar el sonido de los vivaces arroyos en sus
paseos por el entorno. Probablemente caminaba acompañada del brazo
de alguna de sus damas.
Había
empezado a sufrir fuertes dolores de cabeza y su ceguera avanzaba. En
junio de 1326 escribía a su padre pidiéndole que le envíe algún
médico experto en enfermedades de los ojos, porque se encuentra mal,
dice tener cataratas y que en su entorno no hay expertos en esa
dolencia. (6) Sin embargo, que sepamos, Jaime no hizo nada por
ayudarla.
Ella,
como muchas mujeres de aquel tiempo educadas en el cristianismo,
buscó consuelo y refugio en la religión, asistía a una muy
temprana misa en el palacio en el que se encontrara y seguía otras
devociones, aún se conserva uno de sus libros de oraciones que se
encuentra en la Biblioteca principal de los Minoritas de Austria. (7)
La casa catalanoaragonesa valoraba especialmente a los franciscanos,
los habían favorecido, los tenían como confesores y se habían
enterrado en sus iglesias. Isabel mantendrá esa tradición en su
nueva tierra, dotando al monasterio de las clarisas y al de los
frailes menores de Viena entre otros, e incluso influirá en su
esposo para que participe en la construcción de la capilla de San
Luis al lado de aquel convento masculino. Él no debía de tener
afinidad con la Orden, pues en la correspondencia previa de los
acuerdos para su matrimonio se había advertido al rey Jaime que la
novia no trajera frailes franciscanos ni dominicos. (8)
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Basílica de la Natividad de la Virgen, santuario de peregrinación de Mariazell, Alta Estiria, Austria. Isabel de Aragón peregrinaba a la primitiva gótica, que fue destruida por el fuego en el s. XV, y reconstruida en el s. XVII. De C.Stadler/Bwag - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0 at, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=16544103
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En
los primeros años de su llegada a Austria iba a orar ante la virgen
del santuario de Mariazell, (del Nacimiento de la Virgen María) que
entonces era gótico y tenía una larga historia de peregrinación.
También favoreció a la cartuja de Mauerbach, que visitaba de vez en
cuando.
La
construcción de la capilla de San Luis, Viena
Cuando
la Iglesia canonizó a su tío, el franciscano Luis de Tolosa, que
era hermano de su madre Blanca de Anjou, inició la construcción de
una capilla dedicada al santo en las inmediaciones de la iglesia del
convento de los frailes menores de Viena, (9) (es más antigua y
diferente de la que hicieron los franciscanos en el siglo XVII), de
tal forma, que años después, fue unida al templo y se asciende por
unas escaleras. (10) Al parecer ya había habido el intento por parte
de Blanca de Francia (esposa de Rodolfo III, hermano mayor de
Federico), de fundar esa capilla, pero consagrada a su abuelo,
san Luis rey de Francia. Ahora Isabel realizará un gran esfuerzo.
“La construcción de la Capilla (de
San) Luis o el llamado coro antiguo, que ya
había sido decidida por la duquesa Blanca, fue realizada por la
duquesa Isabel de Aragón,
esposa del rey Federico el Hermoso, entre 1316 y 1330.” (11)
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Actual iglesia de los Minoritas de Viena, donde está integrada la Capilla de San Luis mandada construir por Isabel de Aragón. https://oesterreichwiki.org/wiki/Elisabeth_von_Arag%c3%b3n |
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Debió
de conseguir que su esposo participara en aquel proyecto, porque el
retrato de la
pareja como
oferente aparece a los pies de la Virgen
en el tímpano de la puerta
norte de la iglesia. Ella sería enterrada, como antes Blanca de
Francia, en la iglesia, concretamente delante del ábside, en medio
del yugo (un elemento de unión en
arquitectura) de la capilla. Era una tumba de pórfido, cuyas paredes
laterales estaban decoradas con arcos apuntados y adornos trebolados.
Tenía escudos de las casas de Aragón y Austria. El tímpano con sus
efigies, hoy se encuentra
en la puerta norte, aunque
al principio estaba probablemente
en la entrada principal de la capilla de San
Luis. Tras las numerosas intervenciones y obras en la iglesia y el
monasterio, actualmente no existe su enterramiento. (12)
Dictó
testamento en 1328, que modificó en 1330
cuando falleció su esposo, y es este el
que se ha conservado, en él
daba instrucciones para la mejora de las
condiciones de
vida de varios oficiales de su servicio, y
se ocupaba de
instituciones religiosas como la cartuja
de Mauerbach que había fundado Federico, y donde tanto él como su
hija Isabel fueron
inhumados cuando murieron.
Dejaba un legado
para el monasterio de las dominicas de San Lorenzo de Viena (cerrado
por el emperador
José II), también al monasterio de Santa Magdalena de la ciudad. Y
de forma preferente al convento de los frailes menores, en cuya
capilla de san
Luis quería ser inhumada, y al de Santa
Clara de Viena,
(13) donde años
después su hija Ana ingresará como monja.
Aquella
niña que llegó
con doce años había sabido adaptarse a la vida que le asignó su
padre, cumplió con gran dignidad el papel de duquesa de Austria a
pesar de las dificultades
que enfrentó.
Fue madre de un hijo que falleció poco
después de nacer, y dos hijas, tuvo
una débil salud, padeció de cataratas
y, sin embargo, dejó un gran
ejemplo de
superación y excelencia.
No
recibió la atención de un especialista como le había pedido a
Jaime II, porque seguía ciega. Cuando escribió a su hermano Alfons,
ya como rey de Aragón, comunicándole el fallecimiento de su esposo,
le contaba sus padecimientos, y este le respondía en septiembre de
1330 asegurándole su apoyo y el envío de un médico. (14) No llegó
a tiempo pues Isabel había fallecido en julio. Fue enterrada en la
capilla de San Luis, que ella había erigido. Tenía veintiocho años,
más de la mitad de su vida la pasó en Austria y Alemania, muy lejos
de su añorada Valencia.
Su hija Isabel estuvo prometida al rey Juan de Bohemia, pero su boda no
se llevó a efecto. Según el abad cisterciense Johann von Viktring
que escribió el Liber certarum historiarum en
la década de 1340, su
muerte a los diecinueve años en 1336 fue provocada por un prolongado
ayuno, ya que no quería casarse con el rey de Serbia, dadas las
diferencias religiosas. No hay información de que hubiera sido
comprometida con él. (15) Fue enterrada al lado de su padre en la
Cartuja Mauerbach, y cuando esta se secularizó, sus restos fueron
trasladado a la catedral de Viena.
Por su parte Ana se casó con
Enrique III duque de la Baja Baviera, que falleció hacia 1333. Sus
segundas nupcias fueron con el conde Juan Enrique de Goritzia-Tirol,
que murió en 1338. Entonces renunció a sus posibles derechos sobre
algunos territorios e ingresó como monja en el monasterio de Santa
Clara de Viena, continuando así la fuerte relación que su madre
había tenido con aquel convento. En 1341 fue elegida abadesa del
cenobio, y en él sería inhumada cuando falleció en 1343. (16)
Notas
(1)
Finke,
Heinrich, Acta
Aragonensia,
(1291
- 1327)
I, correspondencia de Jaime II referida
a Isabel,
doc.
233,.
Berlín, 1908. https://archive.org/details/actaaragonensiaq01jame/page/342/mode/1up?view=theater
(2)
https://regiowiki.at/wiki/Elisabeth_von_Arag%C3%B3n
(3)
Finke, Heinrich, Op. cit., docs. 243, 244 y 245.
(4)
Claramunt Rodríguez, S., Isabel
de Aragón, RAH, DB-e.
(5)
https://regiowiki.at/wiki/Elisabeth_von_Arag%C3%B3n
(6)
Finke, Heinrich, Op. cit., doc. 256.
(7)
https://regiowiki.at/wiki/Elisabeth_von_Arag%C3%B3n
(8)
Finke, Heinrich, Op. cit., doc 236.
(9)
Alt-
und neu-Wien in seinen Bauwerken,
editor
Karl
Weiss, p.
75, Viena, 1865. https://books.google.de/books
(10)
Ibidem.
(11)
Ibidem.
(12)
https://regiowiki.at/wiki/Elisabeth_von_Arag%C3%B3n
(13)
Ibidem.
(14)
La
muerte en la Casa Real de Aragón, Cartas de condolencia y
anunciadoras de fallecimientos, (siglos XIII al XIV), doc. 66,
Fuentes
Históricas Aragonesas,
82, Zaragoza, 2018.
(15)
https://regiowiki.at/wiki/Elisabeth_von_%C3%96sterreich_(1317-1336)
(16)
https://regiowiki.at/wiki/Anna_von_%C3%96sterreich_(1318-1343)